Arnau, ganador de Masterchef 9 : «A partir del programa del 6 al 9 empecé a soñar con el menú de la final»

"Yo no me vi finalista hasta que finalmente lo fui"

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David Fraile
David Fraile
Fundador y director de lacajadmusicatv.com - Periodista , historiador del arte y devorador de libros. Coleccionista del universo Pixar.

Este barcelonés de 32 años entró a las cocinas del talent intentando vender un grifo a los jueces y, tras sufrir casi todas las eliminaciones, ha peleado como un vikingo hasta ser el vencedor y convertir su sueño en realidad: ligar su vida a la gastronomía.

En la última prueba, Arnau y Meri ofrecieron al jurado y al chef invitado, Dabiz Muñoz, dos menús que superaron las expectativas. “Habéis diseñado y elaborado dos menús dignos de la final de ‘MasterChef 9’, que hablan de vosotros y de vuestras raíces, pero también de vuestra evolución en los últimos meses. Arnau has trabajado muy tranquilo, con la templanza a la que nos tienes acostumbrados. Has rendido un homenaje precioso a tu origen con un menú atado a la gastronomía catalana y en el que has puesto en valor los productos de la tierra”, destacaron Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz.

Arnau consiguió los 100.000 euros y el trofeo del programa, que exhibirá en la masía familiar. “Tengo clarísimo donde voy a colocarlo, para que la gente cuando venga a casa lo primero que vea sea el símbolo del éxito y del esfuerzo”. En breve llegará a las librerías su libro de cocina y el próximo curso se formará con un Máster en Cocina, Técnica y Producto impartido por Basque Culinary Center. Además, esta Facultad de Ciencias Gastronómicas premiará a Meri y María con un Máster en Pastelería y un Curso de Especialización de ocho semanas, respectivamente.

Para el duelo final Arnau propuso un “viaje sensorial” llamado “Origen”. El entrante era “Campo”, una coca de recapte elaborada con verduras, una caballa con soja y pasta de miso, una crema de pimiento asado y un pan en forma de teja. Además, lo ahumó para simbolizar “una de las formas más antiguas de la agricultura, las quemas forestales controladas, que dejan paso a unos surcos de arar”, que en su plato estaban hechos con berenjena. Durante la presentación, Pepe Rodríguez bromeó haciéndose el dormido por su larga explicación. “Me encanta lo que cuentas, pero a veces sintetizar ayuda a focalizar el mensaje. El plato es precioso y está buenísimo, aunque hubiera agradecido más generosidad. Déjame gochear”, le pidió Dabiz Muñoz. “Cuando lo haces bueno, queremos más”, zanjó Samantha Vallejo-Nágera tras aplaudirle por su trabajo.

Continuó con “Bosque”: un carpaccio de carabineros “con una salsa chili crab” y un pichón cocinado en dos cocciones con su jugo. Para el jurado este mar y montaña era de alta cocina. “Me haces un alegato que se me saltan las lágrimas hablando sobre los payeses, las elaboraciones de proximidad… Me dices que no hay que desconectar con lo que nos rodea y que tu menú está inspirado en esto. Haces un plato que está espectacular y me dices que lleva chili crab, cuando lo que yo veo es un mar y montaña con un bisque de carabineros increíble. No me digas que es una salsa chili crab, porque no le hace falta. Este plato es el discurso que me has contado, pero cuando dices lo del chili crab… te has flipado. Por lo demás, un 10”, dijo Dabiz Muñoz.

Para terminar, sirvió una bola nitro de una crema catalana especiada, que acompañó de un carquiñol especiado y un helado de moscatel y yema de huevo, un postre bautizado como “Luna”. “Como catalán que soy, he visto reflejada mi cultura y mi tierra en tu postre. Ni media pega te pongo. Buen trabajo, Arnau”, le felicitó Jordi Cruz al terminar el servicio.

Platos que transportan a la infancia de Meri

La segunda finalista, Meri, presentó un menú llamado “Memorias”, con el que quería transportarles a su infancia. El entrante (“Caliu” -casa-), era una sopa de cebolla con diferentes texturas con un bizcocho hecho al microondas y unos daditos de queso, una versión modernizada de la receta de sus abuelas que le preparaban cuando tenía “un día malo”. Como principal (“Ofrenda”) cocinó su versión del canelón de Navidad que siempre ayuda a preparar a su madre: un canelón de pato, colmenillas y chalotas con un fondo oscuro del propio pato y esféricos de nabo. “Es un gran plato. Mantener un restaurante al final son números y, a veces, perdemos esa ofrenda. Ofrecer lo mejor de nosotros mismos, cocinar con amor para alguien que viene a tu casa. Me gusta la idea. Es un plato que está muy rico y funciona todo muy bien”, evaluó Pepe Rodríguez tras catarlo. El menú lo cerró con un requesón, confitura de pétalos de rosa, sorbete de frambuesa y galleta de miel. Según el jurado, al postre (“Esperanza”) le faltaba más dulzor.

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