«El Síndrome del Copiloto» en un velero llamado «Peter Pan»

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Marta Juanola
Marta Juanola
CEO, redactora y fotógrafa. Entre Barcelona y Madrid hablo y escucho con lacajadmusica, escribo historias y congelo recuerdos con mi cámara.

El otro día navegué en un velero llamado “Peter Pan” y acompañé a Marina en el viaje (o uno de los viajes) más importantes de su vida. De este modo empiezo a hablar de la obra “El Síndrome del Copiloto”. Una obra que está en la Sala Verde de Teatros del Canal. Una adaptación teatral de la novela “Mujeres que compran flores” de Vanessa Montfort. La adaptación y la dirección también están a su cargo… y creo que es algo que le va muy a favor a la obra. Una obra cargada de metáfora y realidad.

Encima del escenario están Cuca Escribano en la piel de Marina y Miguel Ángel Muñoz en la piel o mejor dicho en el alma de Óscar.

La sinopsis nos dice… que “Marina es una mujer sola en medio del Mediterráneo sobre un velero que no sabe navegar, el de Óscar. Debe cumplir con su último deseo: cruzar el Estrecho y arrojar sus cenizas en Tánger.” Una promesa la ha colocado allí y al final sin darse cuenta quizás vera como sabe más de lo que cree… y no solo de navegar.

El texto lanza claros mensajes a la dificultad de soltar que tenemos las personas. Soltar en vida pero también en la muerte. Miguel Ángel tiene un momento de intimidad con el público cuando precisamente habla de este tema, de lo importante de saber soltar y el miedo que esto genera. Soltar amarras. Y Marina en otro momento de la obra, muy al inicio ya nos habla de que a los adultos nos cuesta mucho escapar de la melancolía.

En mi opinión la escenografía que está a cargo de Estudio Dedos, Curt Allen Willmer y Leticia gañán (AAPEE) y la iluminación de Valentín Álvarez (AAI) hacen que el texto este vivo, todo está en un movimiento constante como la mar… como la vida y esto se convierte en verdad encima del escenario.

Pablo Lorente

Sin duda, esta obra abre grandes debates y nos habla de la renuncia a la felicidad completa por miedo, nos da miedo el cambio y muchas veces tenemos la tendencia a culpar a los demás y como le pasa a Marina, a veces, nos sentamos en el asiento del copiloto y vemos la vida pasar, nos dejamos llevar y si algo sale mal… tenemos a quien culpar… porque esto siempre es i será más fácil que no aceptar que los únicos culpables somos nosotros mismos.

Para acabar, me atrevería a decir que la obra puede ser perfectamente un viaje metafórico a través del duelo. Un viaje que empieza cargado de miedo, dolor que en algún momento se carga de decepción para finalmente después de la tormenta llegar a la libertad… y es que Marina acaba el viaje con la intención de empezar a improvisar… Y además, no olvidemos que todo este viaje tiene lugar en un barco llamado “Peter Pan”… ¿Existe más libertad que esta?

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