«Llevábamos unos meses cortando y pegando trozos de Aretha Franklin, Alaska y Dinarama, Sade y sobre todo de la sintonía de El hombre y la tierra” de Antón García Abril. “El hombre y la tierra” era muy inspiradora y un gran desafío. Esos maravillosos trocitos nos obligaban a usar métricas y velocidades distintas y jugamos con esto durante un buen rato.
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Le cambiamos la armonía he hicimos melodias con Nico Pastoriza. Nico nos dió un montón de ideas y músicas para otras canciones del disco. Siempre lo hace.
Y un día apareció Leiva por casa. Venía con Cesar Pop y entre cenas y ensayos le pusimos lo que teníamos. Nos faltaba la melodía de la estrofa que era lo más complicado. Lo tuvo claro. Le pusimos el micro y en spanglish se convirtió en un dios dorado del soul.
Teníamos claro que la canción hablaría de como hemos dejado este planeta los que veíamos a Felix. La generación que le amábamos y que no hicimos nada.