Love The Twenties, la magia de nuestra adolescencia encima del escenario

Algunos de nosotros puede que no seamos expertos y no entendamos ni la mitad de cosas que suceden encima de un escenario, pero los que pudimos experimentar lo que fueron los años 2000 entendemos de lo que más importa en el mundo de la música. Entendemos de sentimientos.

La industria ha cambiado mucho y nuestros cantantes favoritos también, pero han demostrado que siempre están dispuestos a acompañarnos una vez más en nuestros viajes emocionales al pasado.

Los 2000 no eran artistas, rostros o voces. Nosotros no seguíamos modas, seguíamos canciones y todos esos artistas que nos llenaban el corazón con sus discos físicos desde dentro de nuestros discmans y que viajaron gracias a la revolución tecnológica, hasta nuestros mp3, crearon un universo mágico, único y al que de vez en cuando podemos volver gracias a eventos como Love The Twenties. Lo de ayer no fue solo un festival.

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Seguro que todos nosotros hemos tenido viajes en coche en los que nuestra banda sonora ha sido una lista de Spotify con temas de los 2000 y nos hemos sorprendido a nosotros mismos viendo que no hemos olvidado ni una sola letra. Aún nos las sabemos con todos sus puntos y todas sus letras.

Ayer la lista de artistas históricos que se subieron a la tarima era interminable. Nombres como Merche, Melody, Alex Ubago, King África, Camela, Andy y Lucas, Kate Ryan, David Civera o Raúl, fueron los encargados de que nos sintiéramos de nuevo los protagonistas de nuestra propia vida. Una idea que según va pasando el tiempo, parece que se va diluyendo y empezamos a descuidarnos y a vivir para otros.

Ellos y sus canciones fueron los que nos cogieron de la mano cuando éramos adolescentes, cuando estábamos tristes, contentos… los que nos acompañaron en nuestros primeros pasos descubriendo el amor, el desamor, la amistad, la decepción, la felicidad… todos los allí presentes somos como somos gracias a cada uno de los artistas que pisaron el escenario.

Fueron nuestro refugio, a los que imitábamos en nuestro salón con el cepillo del pelo en la mano, cerrando los ojos y creyéndonos en un estadio lleno de gente y por supuesto, fueron también nuestros primeros conciertos, los que nos abrieron el apetito de seguir disfrutando de la música en directo.

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Yo aún recuerdo mi primer concierto. Mi madre me llevó al Palacio de Vistalegre para disfrutar de la que era mi generación Operación Triunfo, la de los años 2001 y 2002. Ese día me cambió la vida para siempre porque desde entonces la felicidad plena solo he conseguido rozarla con la punta de los dedos en conciertos rodeada de amigos y de gente que disfruta con lo mismo que yo.

Ayer no importaba quien cantase, todos los allí presentes conocíamos las canciones y nos emocionamos a la vez. No solo el público que pagó su entrada, también los miembros de seguridad del evento, organizadores, sanitarios… hasta ayer, no había visto un evento tan divertido, emotivo y dirigido a un público de edades tan diversas.

Solo encontré un problema. Tres escenarios con artistas que me gustan actuando cada uno a la misma hora en un escenario distinto se siente como una tortura. Quiero verlo todo, escucharlo todo y vivirlo todo, exactamente como cuando era una adolescente inexperta que creía que podía con todo. Y es que ayer me sentí como si tuviera delante un espejo y mi reflejo fuese mi yo del pasado.

Quién me iba a decir a mí, sentada en la última fila de un teatro de la Gran Via madrileña, que unos años después iba a estar haciéndole fotos a los que en ese entonces me moría por ver en concierto. Si, estoy hablando de Andy y Lucas. O que habría podido entrevistar a Merche o hablar con Fran Perea… o que iba a ir en 2022 a revivir mis 2000 acompañada de mi mejor amiga de la infancia. Cualquier historia que pueda contaros, me pone la piel de gallina.

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La banda sonora de nuestras vidas no se puede reducir a 8 horas de conciertos y por eso, artistas y grupos como RBD, El canto del loco, LODVG, El sueño de Morfeo, Melendi, Belinda, Kiko y Shara e incluso Los Caños no dejaron de sonar durante los descansos y todos tuvieron su momento, aunque no estuvieran presentes en el festival de este año (Cruzando los dedos para el siguiente).

Se nota que todo se planifico y organizó con el corazón en la mano.

Mientras caminaba hacia la salida, vi un cartel enorme que decía: “Nos vemos el año que viene” y mi mente solo alcanzó a pensar: ¡Hombre, por supuesto que sí!.

Esto no es un adiós, es solo un hasta 2023, queridos 2000…

LOVE THE TWENTIES FESTIVAL 2022 por Almudena Fuentes