Domingo 3 de marzo. En Londres amanece un día nublado pero el frío de las calles va cesando a menudo que pasan las horas. Y no es por el Sol, no es el clima, es por el final cada vez más cercano de una cuenta atrás muy esperada. La ciudad tiene más arte que nunca y la música se respira en cada esquina. El Royal Albert Hall se prepara para dar a Pablo Alborán el recibimiento que merece.
Hacia las 7 de la tarde se abren las puertas del teatro dando paso a su interior a las miles de personas que han querido ser testigos de la primera vez del malagueño en la ciudad. Las banderas de distintos países se mimetizan con las telas rojas que adornan la sala. Su interior, vestido de gala, ya está preparado para el deleite musical.
A medida que se llenan las butacas, la voz de una dulce onubense ameniza la espera a ritmo de sus últimos temas publicados. Marta Soto, con su inocencia y su garra, con su juventud y su experiencia, se convierte en la artista ideal para dar paso a la gran cita.
Poco después de las 8:30, la banda de Pablo entra en el escenario y, con las primeras notas, aparece también él.
“No Vaya a Ser”, “Pasos de Cero” y “La Escalera” son los títulos que dan ritmo al comienzo del concierto. Seguido, un repaso de dos horas por sus temas más conocidos perfectamente organizados para hacer al público viajar por una inmensidad de estados emocionales. De la intimidad de “Solamente tú” al piano a la frescura de “Vívela”. De su primer álbum a “Prometo”. De España a Inglaterra.
La ilusión del niño del sofá blanco en la sonrisa, los sueños del chico que tocaba en la Búho Real ante la mirada atenta de Diana Navarro, la inocencia de “el blanco moreno” y la historia del “Solamente tú” que le lanzó a la fama junto a todas las que guarda ahora la canción detrás. Un cúmulo de deseos y ambición que han llevado a Pablo a eternizar su nombre dentro del Royal Albert Hall al igual que un sinfín de artistas que marcaron sus respectivos tiempos.
Pablo, no dejes de soñar porque a quienes te acompañamos a que los cumplas, nos regalas recuerdos muy bonitos.
Texto : Marta Sánchez Baños
Fotos : Marta Sirodey
