Pablo López sigue llenando de música «la nueva normalidad» en cada escenario con su «Piano y Voz». Una noche más se demuestra que un evento cultural bien organizado y seguro puede existir y que la cultura sigue siendo baluarte como medicina para el alma.
De nuevo cada noche se reinventa, esta vez sumó como ingrediente la guitarra, convirtió este diálogo musical con el público en una manera especial para recordar y saber que la vida y la música siempre salen adelante.
Según vamos viendo diferentes shows de Pablo, nos va quedando un gusto agradable, me explico, este que les escribe tiene la sensación de que el genial artista malagueño se está despidiendo de una etapa musical que tantas alegrías le ha dado pero que tantos recuerdos se ha llevado entre pentagramas y notas musicales y abre la puerta al vuelo de su «mariposa» única, la que enseña en cada concierto para iluminarnos y mostrarnos hacia donde va su bendita locura.
Creo y posiblemente me arriesgo a decir que estamos ante el nacimiento de un Pablo López donde el virtuosismo y la intimidad musical prima, donde el foco de cada letra esta más allá de una realidad vivida, sino que vive y vivirá, en suma hacia el culmen de un artista completo, versátil y diferente.
Su esencia es clara , esa no va a cambiar, pero su evolución compositiva, emocionar y virtuosa cada es más evidente. Sin duda él forma parte de la terna de músicos en castellano que cambiaron nuestra época y que sin duda será la raíz de muchos genios del futuro.
Mientras tanto vivamos el presente. Que viva la música Pablo, amigo lejano, que viva tu locura.
