No, no se alarmen no estamos anunciado ninguna colaboración, más nos gustaría , pero si llevo varios días con ganas de escribir estas lineas analizando las vidas paralelas que son el presente y el futuro de nuestro país a nivel musical . Hace ya mucho , muchísimos años yo conversaba con una de las personas que más sabe de talento en nuestro país , Rosa Navalón y me habla de un primer disco, de un músico malagueño que se había pateado sin descanso escenarios grandes y pequeños , había ido cogido de la mano de David Bustamante a muchos lugares y creado éxitos , verdaderos hits en la sombra para muchos otros artistas. Se llama Pablo López , me decía. Yo primer contacto musical directo con él fue a través del disco «Mío» , de Bustamante donde en varias composiciones se notaba las ganas que tenía de rasgarnos el alma.
Hasta que llegó el día, que si mi memoria no me falla , en la sala Shoko de Madrid hace ya unos seis años presentaba «Once historias y un piano» y desde ese día supe que existían locos libres capaces de amar a la música por encima de sus propias posibilidades. Recuerdo como sonaba la voz de Pablo , emocional y segura, clara y directa, agradecida y emocional . Sonaba distinto , era rompedor , su voz era la mía, y en sus manos encontraba el refugio del dolor de mis mano tras once años castigadas dentro de un conservatorio. A partir de ese día «Ví» se convirtió en un testamento vital de un soñador empeñado en romper las cadenas de la vida, en dejar de mirar atrás para seguir soñando, capaz de llevar la música al extremo de mirarla a los ojos y preguntarle en un último suspiro que se llevaría hacía el sonido de su silencio, eterno. «Dime que vas a llevarte, dime que me llevo yo».
Me gusta aquel Pablo López capaz de descalzarse y sentir la vibración en el pedal de su piano , ondas de recuerdos de noches peleadas , noches donde la frontera entre la felicidad y la mueca de tristeza es efímera , noches de perdón y cantos al sol de madrugada , a la luna de mediodía , y al despertar de cada estrella cada tarde. Ese Pablo López que convierte sus heridas en gritos profundos , en melodías rasgadas en su voz , en besos que se recuerdan de «princesas de nadie» esas que jamás se rinden , que aman la vida a pesar del dolor que no se puede controlar, aquellas que regalan besos delante del espejo y que se agarran a la vida como si fuera el último recuerdo de su memoria. Amo esos dibujos en forma de niña escondida que se agarra al aire para volver a sonreír.
No recuerdo como fue , pero os reconozco que no había visto el Operación Triunfo donde Luis Cepeda participaba, se lo reconocí en aquella primera entrevista que tanto nos cambió. Fijaros en la coincidencias, fue la misma Rosa Navalón aquella que me habló de Pablo López , la que me dijo «Luis es puro talento» y si , nuevamente ella tenía razón. Recuerdo la primera vez que conversé con él , con ellos, dos artistas que hacían alarde de su timidez , de su «no me vas a hacer llorar» pero desde ese día consiguieron mi mas absoluto respeto, cariño y admiración profesional y personal. Luis Cepeda y Pablo López son dos extremos de un mismo camino , son dos artesanos musicales que juguetean con las emociones, dibujan con su voz dolida nuestra voz y nuestros recuerdos . Hemos estado este año en innumerables conciertos de ambos este año y es increíble el vacío emocional que se produce al acabar cada uno de ellos, es dificilmente descriptible la sensación de «quiero más» cuando el confetti del fin de fiesta dibuja el cielo de la noche, o el faro de cualquier teatro .
Me gusta por que escriben al amor con la fuerza de aquel que no tiene nada que temer , con la pasión de aquel que llora y ríe, de aquel sueña y siente, me gusta por que entre los dedos se les escapan gotas de rocío en forma de letras, y en cada latido del corazón … la fuerza de la vida convertida en el juego infinito de blancas y negras , pentagramas torcidos entre las calles de París o en las nubes de «El mundo». Para nosotros son dos genios condenados a encontrarse . Son dos talentos que deben tocar aunque sea una vez, la vida a cuatro manos , esa vida, la música, la que no se esconde ante ellos, que los mira y los sonríe , sin miedo «a que aparezca un huracán en cada esquina» , y aunque el camino este labrado a fuego , porque al final de el está … la libertad.
Ambos ya conquistaron Madrid , tras mucho esfuerzo propio y vuestro, los fans , los que tenéis tatuado un grito «por ti estaré , estuve y estaría» jugando en el «Patio» de nuestros recuerdos. Por que ambos en vuestra distancia y vuestra cercanía , hicisteis que creyéramos en que los sueños, las ilusiones en libertad se cumplen, por que debéis seguir volando alto , surcando los sueños de cada ciudad que visitáis, por que en algún momento algún plan imperfecto , lo saben mis zapatos amigos míos os llevarán a sentaros a compartir vuestra maravillosa locura delante de blancas y negras , da igual donde sea , no importa el escenario, pero os prometo que allí estaré para veros , para sonreir abrazando por la espalda a la música, la de los grandes ojos marrones , ella que lleva tatuada vuestra clave de sol inquebrantable.
Amigos, la música os necesita como el día al sol, la noche a la luna, y como los sueños al camino , fuego y libertad de un patio , donde desde ya se encontrarán siempre y para siempre el reino de nuestros recuerdos. Os espero pronto y ell@s también. Brindo por la extrañas coincidencias , esas que llevan a la magia , por la magia que lleva a la música , y la música que nos lleve a vosotros, alguna vez. Mi reino por un patio . #PabloLopezyCepeda.
