Vanesa Martín en la noche del jueves puso parte de la nota musical en la vuelta de los premios solidarios de «Buenos días Javi y Mar». En un nuevo ciclo musical al amparo de sus «Placeres y pecados» convertidos en un ramillete de canciones nos encontramos con una Vanesa radiante, feliz y musicalmente plena.
Un año más, el equipo de ¡Buenos días, Javi y Mar! puso en marcha la iniciativa para volver a descubrir las historias que harán ver la vida de otra manera y que muestran la mejor versión de las personas que tenemos al lado. Gente que regala su cariño, sus cuidados y sus actos de manera desinteresada. Los oyentes de CADENA 100 propusieron a sus “héroes anónimos” llenando de historias emotivas el buzón del programa.
Conversamos con la artista minutos antes de actuar sobre su nuevo trabajo discográfico, el concierto de Madrid celebrado en la noche de ayer y sobre «el silencio» ese concepto que a mi sabéis que tanto me gusta. Lo he escrito muchas veces, pero Vanesa es la poeta de nuestro tiempo, escribe y compone con la locura de su alma, de su dolor y su alegría, crea mirando a los ojos de la música preguntándole el porqué, que quiere escapar de ese «imán» de momentos difíciles , mientras en ese silencio, le susurra «quédate».
La música de Vanesa Martín en cada canción, en cada disco, los directos, es mucho más allá del «álgebra» de las emociones, es la dinamita del alma, los pies descalzos de Marzo mientras se pierde entre los pliegues de la manos de la eterna Sara Baras. Vanesa Martín se ha subido a la montaña rusa de la vida, quizás la suya, la nuestra, para escucharse, curarse, serenarse, emprender el viaje del equilibro de la fuerza de la mente y el corazón.
El disco y el concierto de Vanesa Martín , te «arranca la prisa y el nervio» de vivir, nos deja en un «punto y coma» de horas infinitas, en el disfrute eterno de dejarnos llevar más allá de 90 minutos de luces de un para siempre, mientras arrancamos el alma del olvido a pedazos, mientras ella talla entre acordes que duelen, entre cadencias que abrazan, en notas sostenidas que sanan y mientras el Wizink se estremece hasta los cimientos del presente mientras ya quiere el futuro.
La música, esa gran mujer de grandes ojos marrones sonríe, la cara alegre de la tristeza de esas canciones que fueron suyas una noche y que ahora recorremos todos con los dedos de la pasión hasta la mañana siguiente. Ese beso que se cuela entre los labios y te calienta el alma mientras las guitarras suben hasta el cielo, ese piano que suena amante entre las manos de Vanesa mientras la luz de un sólo foco lo arropa, el calor de miles de almas liberando emociones, por que sino se hace en noches así ¿para qué?.
Dani Fernández y Sara Baras vibraron junto a la artista bailando en voz y alma, en manos y corazón mientras la luna en Madrid sonreía, y el placer se convertía en pecado de querernos quedar a sentir allí para siempre.
Vanesa, gracias por escribirte y escribirnos, gracias escucharte y escucharnos, gracias por dejarte sentir y sentirnos gracias por querer cantarnos hasta el amanecer.
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