Exclusiva de lila. Gorra de los 2000 calada con todo el power, sus brillos en los ojos y una verdad universal que nos atraviesa desde el primer minuto de show: como Emilia no existe nadie.

Así fue la tercera visita de la artista argentina al Concert Music Festival, esta vez convertida en reina absoluta de la noche gaditana. Desde el primer beat hasta el último acorde, la argentina ofreció un concierto que no solo fue impecable en lo vocal y visual, sino también en emoción, mensaje y conexión real con el público.

“¡Buenas noches Chiclana! ¿Están listos para vivir la noche perfecta?”, preguntaba con una sonrisa gigante y la energía de quien sabe que tiene el escenario ganado desde antes de pisarlo.

Un arranque de alto voltaje

Y vaya si lo fue. Emilia arrancó con «Exclusive», vestida de nostalgia 2000’s y empoderamiento contemporáneo. Siguieron los temazos: “Facts”, “Cuatro Veinte” y el grito festivo de “¿Chiclana, tú quieres prender?”. El público no dudó ni un segundo en responder al jaleo con un “guapa, guapa, guapa” y “reina, reina, reina” que hizo vibrar hasta las luces del recinto.

“¿Qué pasa si les digo que lo que tengo de buena lo tengo de mala?”, bromeó antes de meterse en la piel de “Jagger”, puro fuego y sensualidad. Le siguieron “Jet Set” y “Ojitos Verdes”, para después transformarse en icono pop con una gabardina negra y gafas de sol al ritmo de “Iconica”.

Pero si hay algo que Emilia maneja como nadie es la emoción. Sentada con su guitarra, bajó la intensidad de las luces, lanzó un “les amo Chiclana” tan sincero como desgarrador. Dedicó “Cielo en la Mente” a todos los que alguna vez nos hicieron sentir que no íbamos a lograr nuestros sueños. “Esta es para todos los que decían que nunca brillaría”, confesó emocionada.

Donde la vulnerabilidad se convierte en fuerza

La conexión con el público fue total. Charló con los fans, leyó carteles, cantó cumpleaños a varios asistentes y se mostró agradecida: “Gracias por tanto cariño, por esta energía hermosa. Es el tercer año que vengo… ya soy como de la casa”. También agradeció a su equipo y dijo volver con el corazón lleno. Y se notaba.

Hubo tiempo para más confesiones. Al presentar la balada de su primer álbum “Tú crees en mí?”, recordó a esa persona que la hizo dudar de sí misma. “Esta canción me duele cantarla, pero también me sana”, dijo.

Luego llegó el momento de “Guerrera”, que más que una canción, fue un grito de amor a quienes resisten: “Gracias por acompañarme en esta canción que me cuesta tanto. Esta canción es un mensaje de amor para todas las guerreras y guerreros. Gracias por acompañarme, me cuesta mucho cantarla”. No hay dudas: Emilia es voz de una generación que aprendió a sanar cantando.

Llegó la tigresa

Después de tanta emoción, tocaba subir las pulsaciones. Cambió a un vestido de lentejuelas con estampado leopardo «porque sí, llegó la tigresa» y encendió el escenario con “Perdonarte Para Qué”, bailando una coreografía impecable. Siguió con “Montinha”, subiendo a tres fans al escenario para compartir el momento con ellas.

Ya en la recta final, se vistió de rosa y puso el broche con una recta final de infarto: : “Banda”, “Blackout”, “Pasarela” para hacerse las divas, “Icónica”, “Carita Triste”, “Olvidarte”, “24 Horas”, “Detrás del Humo No Se Ve” y “Gta”.

Lo de Emilia ya no es promesa, es certeza. Es fenómeno global. Es mujer latinoamericana escribiendo su historia con cada paso sobre el escenario. Con sensibilidad, con estética, con actitud. Porque si algo quedó claro en Chiclana, es que Emilia no solo canta… reina. Y es que sí. Como Emilia no existe nadie. En Chiclana lo supimos una vez más.