Hay conciertos que se disfrutan y conciertos que se sienten. Y luego están esos otros los menos que se viven como un abrazo largo, de los que no quieren soltarte cuando termina la noche.
Como periodista musical, pero también como alguien que lleva escuchando a India Martínez desde los nueve años, anoche no pude evitar mirar el escenario con una mezcla de emoción y gratitud. He crecido con sus canciones, he visto su evolución con el paso del tiempo: cómo ha aprendido a habitar el escenario desde la verdad, a expresarse sin miedo, a escribir letras que no solo se cantan, sino que se atraviesan.
India no es la misma artista que aquella que descubrí siendo una niña porque nadie lo es, pero sigue conservando algo esencial: la capacidad de emocionar desde la honestidad, de cantar como quien cuenta su vida sin filtros. Así fue el regreso de India Martínez anoche a Starlite Madrid: una cita pensada desde el corazón, creada desde la complicidad con su público y sostenida por una verdad incontestable: a India le hacía falta volver, pero quizá no es consciente de cuánto la necesitábamos nosotros.

Vestida de rojo, acompañada por bailarines y con una presencia magnética desde el primer segundo, India abrió el concierto con First Love, la canción que comparte con Will Smith. Un inicio elegante y simbólico, que cerró con una sonrisa y una frase directa al alma: “Will, te quiero”. Bastó ese gesto para entender que la noche iba a ser especial.
Sin apenas dejar que la emoción se enfriara, llegó 5 sentidos, envuelta en una bachata que convirtió el escenario en movimiento constante. Tras beber agua y tomar aire, India se dirigió al público: “Buenas noches, Madrid. ¿Cómo estáis? Qué arranque, qué energía. Me moría de ganas de veros, os echaba mucho de menos. Se supone que había acabado la gira, pero necesitaba un motivo para veros y hemos inventado este concierto para despedirnos de este año como se merece. Es especial porque el repertorio lo habéis elegido vosotros. Algunas canciones son sorpresivas… y si se os olvida alguna, me lo decís. Esta noche venid a disfrutar, a cantar, a bailar. Hay noche para largo. Dejaos llevar, sentiros libres. Esta noche es nuestra”.

Conmigo fue uno de esos momentos que erizan la piel. Especialmente cuando India dejó que su voz se quedara sola, desnuda, en un fragmento a capela que recordó por qué conecta tan hondo. Nos hacía falta verla ahí, pero ella no sabe la falta que nos hace cuando canta así.
La sorpresa no tardó en llegar. Con Si ella supiera apareció Melendi, y el auditorio estalló. Juntos interpretaron también Con solo una sonrisa, en un intercambio de admiración mutua que se sintió sincero. Melendi se definió como “un mero espectador de ella”, mientras India le dedicaba unas palabras cargadas de cariño: “A tu lado se aprende mucho. Eres un pedazo de artista, bohemio, amigo”.
“Madrid se despierta azul por la mañana…” En Todo no es casualidad, Madrid amanecía azul entre versos, e India quiso detenerse en el mensaje: “Estas cosas no son casualidades. Todo tiene que pasar, incluso los errores, para poder valorar las cosas buenas que nos regala la vida”. Una reflexión sencilla, pero necesaria.
“Que nadie te diga que no puedes volar…” El concierto alcanzó uno de sus puntos más emocionantes con Niño sin miedo. Antes de cantarla, India explicó que se había convertido en un himno para muchos niños y niñas que necesitan seguir adelante con su vida. Acompañada por los pequeños del Coro Artes de la Fundación Olvidados que trabajan en barrios desfavorecidos, la canción cobró un significado aún más profundo.
Además, recordó que ella viene de Las Palmeras, de Córdoba, y que sabe bien lo que es necesitar una mano. Y dejó claro que trabajando duro y luchando por aquello que uno quiere un sueño, un proyecto, un camino se puede llegar tan alto como se imagine, siempre que se esté dispuesto a recorrerlo.
Las sorpresas continuaron con Naiara. India confesó que la había invitado hace dos años, pero entonces estaba dentro de la Academia de OT. Anoche, por fin, cantaron juntas Corazón hambriento. Porque si el público quiere, India pasa dentro… y cumple. Naiara terminó arrodillándose ante ella, en un gesto tan espontáneo como emocionante, antes de despedirse.
Mientras los músicos tomaban el protagonismo, India se cambió de look y regresó con chaqueta de cuero negra para interpretar Loco junto a su baterista. Tras otro breve descanso para beber agua y recargar energía, volvió la bachata con Las burbujas del jacuzzi, manteniendo la complicidad con sus bailarines.
Las luces del público, como pequeñas estrellas invertidas, acompañaron Olvidé respirar, creando una atmósfera íntima y compartida. Después, India avisó: “Habéis rescatado canciones de otro repertorio. Este concierto es único e irrepetible”. Y así presentó A ti mujer. Escucharla en directo fue una lección de pasión, duende y verdad. De esas canciones que atraviesan. Así que, India, nunca dejes que te digan que calladita estás más guapa.
Con Solo tú, Tipo tú, Ángel y Los gatos no ladran, el concierto siguió fluyendo con naturalidad. India también se permitió mirar a su etapa más reciente, recordando que su último álbum nació en México, rodeada de productores y nuevas energías, para dar paso a Borrachita. Porque, al final, los borrachos no mienten.

Llegó entonces el momento de soltar las penas y sacar la gitana que todos llevamos dentro. Cajón en mano, India interpretó La gitana, y Starlite Madrid se dejó llevar.
Otra sorpresa más: Las Rodes, amigas y compañeras de Córdoba, con quienes lanzó colaboración el pasado 5 de diciembre. Juntas cantaron Ya no duele, recordándonos que las heridas del pasado, cuando se sanan, dejan de doler.
“Hoy…” se abrió paso uno de los momentos más esperados de la noche. Muchos estábamos allí para volver a escucharla. No nos envolvimos en su ropa, pero sí en su forma de cantar y contar las cosas, en la manera en que cada verso se convertía en un abrazo silencioso.
Mientras un solo de piano llenaba el espacio, India volvió a cambiarse y regresó con pantalones blancos y abrigo de pelo blanco para interpretar A tu vera. Y sí, eternamente estaremos a tu varita, India, dejando que tu música siga siendo nuestro refugio.
El final se acercaba, aunque ninguno quería aceptarlo. Vencer al amor se convirtió en el puente perfecto: India bajó del escenario, acercándose a su público, cantando cara a cara, recordándonos que la emoción no se mide en metros, sino en corazones compartidos.
La última sorpresa llegó con Leire Martínez. Juntas interpretaron Deseo de cosas imposibles y Mi nombre, en un cruce de voces que emocionó por su honestidad.

India Martínez puso broche de oro a la noche con Aguasanta y Con tu amor. Y aunque siempre te pediremos más de 90 minutos, ya lo sabes, lo que nos regalaste anoche fue justo eso: una noche nuestra. Única, irrepetible y profundamente necesaria.
Gracias por no olvidar de dónde vienes y por recordarnos que no todo es casualidad. Gracias por cantar sin miedo, por vencer al amor cuando hace falta y por no dejarnos olvidar que hoy justo hoy la música sigue siendo refugio.
Gracias por hacer que, cuando te escuchamos, se nos olvide respirar y por demostrar que, con tu voz, todavía es posible volver a creer. Gracias, también, por cantar A ti mujer con la verdad por delante, sin bajar la voz ni el alma. Y sí, permítenos pedírtelo una vez más: siempre querremos 90 minutos más contigo.




