La noche del pasado 31 de enero el recinto de Las Ventas en Madrid se tiñó de rojo para recibir a Miriam Rodríguez en el que sería el concierto más importante de su carrera.
A las 21:30 se apagaron las luces y la cuenta atrás comenzó a sonar. En el público ya se notaban los nervios y emoción. Con el aforo a reventar y el cartel de sold out colgado en la puerta, comenzaba una nueva era para la gallega que salió al escenario acompañada de su banda y, por primera vez, de sus bailarines.
Su última canción, «Para volver» fue la elegida para abrir esa esperada noche. Desde el primer acorde, el público se entregó por completo. Ahí lo tuvimos claro, Miriam iba dispuesta a comerse el escenario y a darlo todo con sus seis bailarines (Yeriel Ávila, Sebas Ferruzola, Alberto Mondelo, Saúl C. Val, Miguel Ochoa y Hugo García Benito) y las coreografías de Alicia Roca, que consiguieron dejar a los fans sorprendidos superando todas las expectativas.
Completamente entregada y emocionada con su público, la gallega no paró de dar las gracias a todos los allí presentes por hacer posible vivir esa noche que tanto tiempo llevaba preparando con esfuerzo, ganas e ilusión. Además, según pudimos ver antes en las redes sociales, fueron muchas las personas que viajaron desde otras ciudades, otros países u otros continentes para no perderse uno de los shows más especiales en la carrera de la artista.
«Veo muchísimas cabezas y yo, de verdad, creí que esto no lo iba a volver a conseguir nunca en la vida. Gracias a vosotros porque habéis hecho posible este camino, me habéis acompañado, habéis confiado en mí y esto solo representa lo que hemos conseguido juntos.» – Miriam Rodríguez
Con sus baladas a piano, canciones con su mítica guitarra llena de pegatinas y otras con su característica eléctrica, la artista gallega nos introdujo en un viaje musical a lo largo de las tres etapas de su carrera. Volviendo a 2018 con temas como «Hay algo en mí» o «Lo haremos bien», pasando por algunas canciones de su segundo disco «Desperté» y llegando a todo lo que ha conseguido este año con «Líneas rojas». Un concierto de casi dos horas de duración donde el trabajo y el talento se vieron reflejados.
Entre vítores y aplausos explicaba lo difícil que había sido llegar hasta allí, conseguir llenar el aforo de Las Ventas y cumplir con todas las expectativas, meses llenos de trabajo por parte de todo su equipo y sin una gran multinacional a sus espaldas. Y es que, si algo caracteriza a Miriam es su esfuerzo, constancia y perfección que sin duda quedó reflejado en esa noche. «Para mí es más que un concierto, es una noche para disfrutar por todo lo que hemos trabajado en equipo. Había una parte de mí que no quería que esta noche se pasase, pero hay otra que necesitaba disfrutar esto y compartirlo con todos vosotros. Mi año 2025 comienza mañana, hasta hoy yo no he parado de trabajar.»
Sin ninguna duda la noche del 31 de enero es algo que se quedará grabado para todos los allí presentes, como la noche en la que Miriam Rodríguez nos dejó claro que valió la pena fallar, que rendirse no es una opción y que la verdad y el trabajo pueden llevarte a conseguir tus sueños. En la incertidumbre, con miedo y sin un rumbo fijo al que ir, es cuando más se aprende a confiar en uno mismo. Un buen equipo es una gran familia y la confianza y el apoyo constante puede hacerte brillar como nadie. Por mucho que sigan hablando de su esencia la gallega nos ha demostrado que se puede avanzar y evolucionar sin perderla, que perder no está de más si eso te ayuda a encontrarte y que equivocarte forma parte del aprendizaje.
