Hay muchas maneras de dar visibilidad y una de las más eficaces es sin duda los cortometrajes, ya que llegan a un número muy importante de personas. Esta idea comenzó hace cuatro años y hoy hemos podido vivir en primera persona como es este festival.
Antes de dar comienzo, una de las personas encargadas de la compañía, comentó la importancia que tenía para ellos celebrar este certamen, ya que era una manera de reflejar los valores de la marca. En muchos países festivales como el que hemos asistido hoy no se podrían realizar porque son ilegales o porque o no se aceptan.
La encargada de llevar al siguiente nivel, esta gala fue nada más y nada menos que Valeria Vegas, que puso un toque de humor increíble a la gala. Hubo mucha risas porque la verdad que tenía una salidas buenísimas y la gente no paro de reír. También habló de las folclóricas que había que reivindicarlas y qué razón tiene.
A Ouigo les llegaron más de 200 propuestas, de las cuales fueron seleccionadas unas pocas que fueron las que se proyectaron en la sala y posteriormente se dieron a conocer los ganadores tanto del público como del jurado y también a los de mejor actor .
El cortometraje ganador fue “Silencios”. Después del festival tuve la suerte de hablar con uno de ellos. Me comentaba que esta historia la crearon Miguel Tresguerres y Yago Casariego específicamente para presentarse a este concurso. Se sentaron a pensar en historias que tuvieran temática LGTBIQ+ y que transcurrieran en un tren y estuvieron barajando muchas propuestas, pero en cuanto se les ocurrió esta historia de una chica sorda que trata de comunicarse con la chica que se sienta delante, se dieron cuenta que habían encontrado algo especial.
Para ellos era una oportunidad perfecta para hablar de sentimientos universales (la pasión, el amor, la inseguridad, los nervios, la incertidumbre) utilizando un contexto muy concreto e interseccional: el de una chica sorda lesbiana y las dificultades que puede tener a la hora de conectar con otra persona. Les parecía una forma muy bonita de dar visibilidad tanto al colectivo de personas sordas como al colectivo LGTBIQ+ y al mismo tiempo de unificar a todos los espectadores en una emoción con la que todos nos podemos identificar: los nervios de hablarle a la persona que te gusta.
Les pregunté también sobre el rodaje y me comentaron que fue muy intenso porque tenían muchos planos que grabar en un tiempo muy limitado, y consiguieron acabar a tiempo, por lo que sintieron satisfacción por haber superado ese primer reto. Pero también sabían que el montaje era una pieza clave para esta historia (al ser un corto practicamente en silencio, casi toda la información se transmite de manera visual y era muy importante para ellos que el hilo de la trama fuera fácil de seguir, que fuera lo mas inmersivo posible y que el ritmo atrapara al espectador de principio a fin), así que todavía quedaba mucho trabajo por delante.
Para ellos fue todo un orgullo el poder ganar este premio. Se habían encariñado mucho de la historia y poder verla triunfar fue todo un sueño para ellos.
Este tipo de festivales nos recuerda que es muy importante seguir reivindicando los derechos de las del colectivo, para que su voz y sus historias sean contadas. ¡Feliz Orgullo!