Amigo Martin, gracias. Gracias por conversar humilde y con el corazón escondido entre olas del mar. Gracias por hacer diferente la música y querer contarla de otra manera. Gracias por respetar tu profesión y amarla con la locura desmedida de aquel que anhela dedicarse a lo que un día soñó.
Ha llegado ya, tu «rompeolas» es de todos, es el último viaje hasta la eternidad de nuestro sonido colectivo. Disfrútalo, por que es la casilla de salida de un largo recorrido conquistando silencios, escenario y canciones. Es el momento de volar, de abrazar el mar, como diría aquel , con un dos por cuatro al corazón.
Te lo dije y no me cansaré de repetirlo, tengo la sensación de que ha nacido una estrella, con los mimbres humildes del talento, con la magia del mar en su garganta y con la energía inquebrantable de un público que ya está esperando para aplaudirte, yo entre ellos.
Ante la música, magia, ante la magia … mi silencio y mi aplauso.
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