El corto del director sevillano estuvo nominado a Mejor Cortometraje de Ficción en la edición pasada de los Premios Goya, y cuenta con un palmarés no solo nacional: Mejor Cortometraje Internacional en el Festival de Cortos de Bogotá (Bogoshorts), Festival de Busan, tres galardones en Cortogenia, premiado también en el Festival de Sevilla y Premio Asecan a Mejor Cortometraje en 2019, entre otros muchos.
Con motivo de su candidatura a representar a España en los Premios Óscar, hablamos con su director, Carlos Violadé, sobre el proceso creativo, técnico y logístico de Foreigner.
SINOPSIS
<<Mark acaba de empezar sus vacaciones en España. Una comida entre amigos, una playa, un barco, el mar… Lo más hermoso va a convertirse en la experiencia más extrema de su vida.>>
Protagonizado por Josh Taylor (The Crown) dándole vida a Mark, un inglés que va a pasar sus vacaciones en España, ‘Foreigner’ es una historia que nos atrapa en la reflexión de cómo la vida puede cambiarnos de un momento a otro. El protagonista, a punto de dar un paseo en el velero de un amigo (Luka Peros) al que tienen que llegar a nado, es arrastrado por una corriente contra la que no puede luchar. Tras horas y horas en el mar, una patera llena de inmigrantes lo encuentra. A partir de ahí comienzan el resto de lecturas y reflexiones que nos brinda un film que comienza siendo algo pero acaba convirtiéndose en otra cosa totalmente distinta.
Violadé firma un trabajo que nace de una experiencia personal, él mismo se vio arrastrado por las aguas del Estrecho una tarde nadando con un amigo y aunque en su caso todo terminó bien, esa vivencia le llevó a reflexionar sobre qué podía haber pasado si se hubiese visto arrastrado durantes unos minutos más por esa corriente. La historia que cuenta ‘Foreigner’ comienza con las vacaciones de Mark en el ambiente idílico que envuelve las playas del Sur, siendo éste una representación de la diversidad de turistas atraídos por el clima y la cultura para luego contraponer en el desarrollo del film la experiencia opuesta, la de miles de inmigrantes que intentan llegar a las costas para optar por una vida mejor. Todo esto que coexiste en la película de Carlos es sobre lo que conversamos en la siguiente entrevista.
ENTREVISTA A CARLOS VIOLADÉ
-«Foreigner» comienza siendo lo que parece el corto idílico que patrocina Estrella Damm cada verano pero acaba por ser algo muy distinto. ¿Alrededor de qué idea empieza a construirse esta historia?
Surgió durante unas vacaciones con mi familia en la costa de Cádiz. Un amigo nos invitó a una barbacoa en una preciosa casa en Zahara de los Atunes y tras la comida fui nadando hacia un barco que otro amigo tenía varado en medio de la cala de los Alemanes. Durante esas vacaciones me habían hablado de lo peligrosas que pueden ser las corrientes en las aguas del Estrecho de Gibraltar y cuando iba nadando hacia el barco –que estaba a unos 400 m de la playa- empecé a agobiarme un poco. Mi amigo estaba acostumbrado a nadar y llegó al barco con facilidad; después lo arrancó y vino a por mí. Por la noche imaginé lo que me podría haber ocurrido si el barco no hubiera arrancado y la mente me llevó a verme solo, en medio del mar, arrastrado por la corriente y pidiendo auxilio.
-Durante aproximadamente un tercio de metraje, la historia se desarrolla en una patera en pleno mar de noche, con las dificultades de rodaje que ello conlleva. ¿Fue difícil sacar adelante la idea a nivel de pre-producción con este guion?
Violeta Tudela es la directora de producción de esta película y admiro la capacidad que tuvo para hacer la preparación de la producción de un rodaje tan complicado y en tan poco tiempo. Entre muchas de las tareas, tenía que pedir permisos de rodaje en costas, tanto en Cádiz como en Alicante, pues necesitábamos un plan B por si hacía mal tiempo. Se encontraba siempre con el mismo problema y el no por delante, pues tenía que identificar el tipo de embarcación que íbamos a utilizar y su capacidad. Cualquiera se echaba las manos a la cabeza cuando Violeta explicaba que los actores iban a estar en medio del mar en una barca hinchable (que se compra en una juguetería), que no tenía ninguna matrícula, etc… Cuando le preguntaban por la capacidad de la embarcación, ella les decía que debía ir llena de personas para recrear cómo cruzan los africanos el Estrecho de Gibraltar. Escuché varias veces esa conversación donde Violeta les hacía ver, con mucha convicción, que teníamos que contar lo que está pasando en el Estrecho, que estábamos haciendo cine y que teníamos que reflejarlo tal y como era. Esto es solo un ejemplo de los muchos obstáculos a superar y de la pasión con que Violeta trabaja. En este caso siempre digo que fue contra viento (el que tuvimos en Cádiz y que hizo que tuviera que trasladar a todo el equipo a Alicante) y marea, cuyas corrientes nos llevaban de un lado a otro.
Se unía a nuestra ecuación la necesidad de hacerlo por la noche, con la luz de la luna llena, pues si hubiéramos rodado en medio de la oscuridad del mar y sin luz no podíamos hacer planos generales que necesitábamos para dar el realismo que buscábamos. Manu Trillo, el director de fotografía, fue quien descartó desde el principio la opción de rodar en plató, ni siquiera los planos más cercanos. Decía que debíamos correr riesgos para contar una historia así y más cuando trabajas con actores no profesionales. El equipo estaba repartido entre cuatro embarcaciones; teníamos todo el tiempo buzos de rescate buceando debajo de los actores, médicos y ambulancia en la costa. Todo un dispositivo de seguridad para que nos sintiéramos más seguros, pero aún así, nos daba mucho respeto y la oscuridad del mar nos sobrecogía a todos.
-El casting es muy variado y además aparecen un número considerable de extras, ¿fue muy difícil reunir a los actores y actrices que queríais?
El casting se ha realizado a diferentes niveles. A nuestro protagonista lo conocí por casualidad en una cena con amigos cuando vivía en Inglaterra. Los anfitriones sentaron a un gran actor junto a un director que acababa de escribir un guion titulado “Foreigner”, así que tuve la suerte de cruzarme con él y de que él conectara con la historia. Cuando le hicimos una pequeña prueba y parecía que se estaba ahogando en medio del salón de mi casa, tuve claro que era un súper actor y que debía ser él.
Luka Peros era el actor perfecto para conducirlo hacia el mar; había trabajado previamente con él, por lo que conocía su talento innato ante la cámara. Con Tamara Arias me pasaba lo mismo, es una gran actriz y también quiso participar en el proyecto. El resto del elenco fue gracias al trabajo de Javier Aguayo, que además de productor ejecutivo de la película, brindó su talento como director de casting para proponer a Araceli Álvarez de Sotomayor, Alexandra Piñeiro y Joaquín Perles. La química entre los actores funcionaba muy bien. Mucha gente me dice que querrían haberse quedado en la secuencia de la comida para estar más tiempo con ellos, que era una pena haber abandonado lo que se había creado allí; yo al principio lo sentía como una crítica pero luego lo vi como un halago.
Josh Taylor y Carlos Violadé
Respecto al reparto africano contamos con la ayuda de dos ONGs (Madáfrica y CEPAIM) y la colaboración de Son de Casting, que habían trabajado con actores africanos en otros proyectos. Javier Aguayo fue quien me ayudó a realizar las pruebas para encontrar al grupo que finalmente participó en la película.
Rebeca Núñez fue la responsable del magnífico trabajo de figuración en la secuencia en la playa de Conil y nunca olvidaré la importancia de la actriz gaditana Ana López, recomendada por Violeta. Aunque su papel aparentemente era corto, para mí fue crucial por lo buena que es y por cómo nos narró a través de su propio móvil la escena final de la película.
-Entre muchas de las complejidades de la película, se aprecia claramente el uso de varias lenguas: castellano, inglés, francés… ¿En qué idioma rodábais? Y sobre la conversación tan natural en la patera cuando deciden si recoger a Mark o no, ¿era guionizada o flexible?
Rodábamos en cada uno de los tres idiomas; no había nada doblado. Las indicaciones se daban en castellano y en Inglés para Josh Taylor. Los africanos hablan casi todos varios idiomas y fue toda una experiencia para mí, porque yo no hablo francés y les explicaba a ellos lo que quería que dijeran en castellano, pero no me enteraba de nada cuando estábamos rodando y hablaban en francés entre ellos. Tras cada toma les preguntaba qué habían dicho finalmente, pues como bien apuntas, les daba directrices pero con flexibilidad para que fuera todo más fluido, pues no eran actores profesionales. Sidiya Cisse, que es el que interpreta al capitán que lleva la barca, me decía tras cada toma: ‘Tú no te preocupes que esta ha quedado muy bien; lo hemos bordado’. Y tenía toda la razón, lo hicieron realmente bien.
-La historia de Kameni es cuanto menos reseñable, ¿en qué momento del desarrollo del proyecto pensasteis en Kameni para su papel?
Brice Kameni fue crucial para el resultado de esta historia. Lo descubrió Javi Aguayo durante las pruebas, dos semanas antes del rodaje. Me enseñó su video en el móvil y decidimos que sería nuestro protagonista africano. Luego nos contó su historia; que había intentado cruzar en patera en numerosas ocasiones y lo que había vivido hasta llegar a España. Incorporábamos todo lo que nos explicaba para darle el máximo realismo. Nunca se nos olvidará el día del primer ensayo con la barca hinchable en una piscina; cuando él llegó, la miraba y se echaba las manos a la cabeza. Sin saber si reír o llorar, nos dijo que se había jurado a sí mismo no volver a montarse en una patera. Yo no sabía qué decir. Él se dio cuenta y me dijo que no me preocupara, que se iba a subir de nuevo por todos los amigos que había perdido en el mar y para que se contara al mundo esta historia.
-Lográis crear la empatía a través de muchos detalles: una mujer encinta en la patera, el engaño del agua por gasolina… ¿son experiencias que vivió el propio Kameni? ¿Las habéis consultado con alguien?
Lamentablemente es lo que ocurre en la realidad. Me documenté a través de libros, documentales y testimonios. Después le pedí a Brice Kameni y a otros migrantes que habían vivido esa experiencia que fueran críticos con el guion y que estaba abierto a modificarlo para que fuera lo más veraz posible. Por respeto a algo tan delicado, les preguntaba qué les parecía lo que le ocurría a Fatimah. Me respondían que era muy habitual y que sucede con muchas mujeres embarazadas que persiguen una vida mejor para sus hijos o que han sido violadas durante su éxodo hacia Europa. En el camino suele haber en cada paso fronterizo redes de mafias que se aprovechan de la vulnerabilidad y desesperación de los que migran para hacer un negocio de ello y lamentablemente muchas mujeres son víctimas.
-Sobre un par de planos y decisiones del cortometraje: ¿por qué decidís que se muestre la llegada de la patera a la costa a través de una bañista que graba con el móvil?
Porque esa es nuestra propia mirada; así es como nos hemos acostumbrado a verlo en el telediario. Solemos verlo en imágenes tomadas a través de móviles de bañistas que se quedan mirando sin saber bien qué hacer. Por eso la reacción más común es grabarlo con el móvil y acercarse a través del zoom de la cámara.
Lamentablemente, hemos normalizado estas imágenes por lo habitual que están siendo y por la cantidad de noticias que consumimos cada día. El objetivo era que las interpretáramos de una manera diferente, a través de una conexión emocional más profunda. También que nos ayudara a digerir lo que está ocurriendo, que nos abriera también, si cabe, una ventana para cuestionar nuestros propios prejuicios y nuestra posición o papel en este asunto, que desgraciadamente ocurre cada vez en mayor escala en todo el mundo.
-¿Por qué la elección del plano del pescado como primera imagen del corto?
Un pescado haciéndose a la brasa que nos vamos a comer y que proviene del mismo mar donde nos bañamos, del mismo mar que engulle a nuestro protagonista, del mismo mar donde se ahogan cada año miles de personas que huyen de sus países en busca de una vida mejor.
Este pescado se alimenta de todos estos extremos. Quizás quien vea la película por segunda vez pueda interpretar esta imagen de manera diferente. Para mí está cargada de connotaciones y me encanta que te hayas hecho la pregunta. En “Foreigner” todo está conectado con el mar, incluso los nombres de cada personaje: Mark, Amaro, Marisol, Guiomar, Margaret, Mario, Omar…
-¿Marca el plano en el que Mark deja caer el tubo y las gafas justo a mitad del film, de manera metafórica, una ruptura entre la vida que llevaba y la que tendrá a partir de esa experiencia?
El mar es algo bello y trágico al mismo tiempo. El hundimiento de estas gafas representa el abandono del lado bello y lúdico del mar para asomarnos a lo profundo, a lo oscuro, a ese otro lado peligroso y trágico que no solemos experimentar, pero que está en el subconsciente de todos. Nuestro personaje, en medio de su desesperación, pierde unas gafas que se hunden, dirigiéndose hacia el fondo del mar mientras él lucha por permanecer a flote para salvar su vida.
-Finalmente saber cómo estáis recibiendo la acogida que está teniendo y qué recorrido tendrá el corto ahora en esta etapa de premios y en los próximos meses, si podrá verse en abierto, etc…
Me siento muy agradecido al ser consciente de que el trabajo que hemos hecho con tanta pasión y dedicando tanto esfuerzo, recursos y talento de tantas personas, consigue llegar a la gente y es reconocido de esta manera en prestigiosos festivales de cine. A partir de verano de este año estará disponible en HBO, aunque solo en Estados Unidos; nuestros agentes de ventas, Ouat Media, están en Toronto y van a empezar a moverlo en otros territorios, aunque ahora estamos todos inmersos en la carrera a los Óscar, donde somos uno de los trabajos candidatos en la categoría de Live Action Short Film.