La música, la cultura ha vuelto, es segura y necesaria. Ayer Índia Martínez y el festival AYUTTHAYA demostraron que la nueva normalidad puede ser mágica, necesaria y única. No hace muchas semanas tuve la oportunidad de hablar con ella sobre el concierto «del día después», India en la sinceridad que la caracteriza me reconocía su emoción al pensar en ese día y me formulaba una promesa, «su Saeta» estaría presente ese día para recordar y para mirar «para adelante» y ayer ella lo hizo.
Desde hace mucho tiempo que la música e India Martínez tienen un baile infinito de voz y humildad. La construcción perfecta entre un sonido que te atrapa, una voz que te sana y una sencillez escénica plena de perfección. India Martínez, mientras subía los últimos peldaños de su escalón antes de volver al escenario aleteaba en su mente una saeta de reencuentro, una magia de volver, de valentía, de luchar por la cultura, la música y el talento.
Los nervios eran lógicos, la emoción … necesaria y la seguridad fundamental. Ayer de nuevo se demostró que cuando todos vamos a una el riesgo se minimiza, la cultura prevalece y la música queda en el recuerdo. Un diez mayúsculo a la organización, un diez infinito para la conciencia social de todos los asistentes y a India … las gracias infinitas por lo hace, hizo y hará con su voz, con su presencia en favor de la música.
India Martínez es necesaria e imprescindible. Ayer con su público, el de siempre, hizo el recorrido desde el recuerdo de sus Palmeras hasta su recuerdo más presente, canciones que ya nos envuelven y sanan las heridas del alma. India hizo el concierto que tenía que hacer, sintiendo el abrazo del público más cercano y arropando con su voz el alma, eso que «la distancia social» no puede proteger y que la música y la cultura si.
Directo impecable, fino, emocional, cercano, y una organización perfecta. Sigamos disfrutando de la cultura en su estado más puro.