Hace ya unos cuantos años, sentado en una butaca de una sala de proyecciones del Matadero en Madrid, con quizás más sueño que vergüenza asistía a las primeras jornadas de los MIM donde se presentaba una serie que nos iba a cambiar a todos, sin saberlo la vida. A pesar de los años recuerdo aquel primer episodio como si fuera ayer. Recuerdo la sensación de vértigo, de sorpresa, de fascinación, de gusto dulce y atrevido de una serie (y mira que he visto a lo largo de mi vida) que no me permitió pestañear en ningún momento de aquel primer planteamiento.
Ayer, mientras mentalmente me planteaba presentaros esta conversación con una de sus almas creativas de la serie, Javier Olivares, volví a tener la misma sensación. Yo mismo me preguntaba razones y yo mismo encontré las respuestas… Ayer mientras caminábamos por el Madrid de los ’80 y descubríamos paralelamente la salvación de Carolina de su propia vida en su «casual» visita al siglo XVII, «Si no podemos cambiar tu pasado, cambiaremos tu futuro» (Irene, que buenos momentos nos vas a regalar) mi hijo de once años, ya con cierto uso de razón y de memoria empezó a preguntarme sobre lo que estaba viendo y de nuevo recordé cuál es la magia de esta serie… compartir, conversar, leer, averiguar y disfrutar.
El Ministerio del Tiempo en esta cuarta temporada sigue teniendo una capacidad narrativa ilimitada, esa puerta que se abre en nuestras televisiones y que te devuelve a una época que quizás viviste o simplemente alguna vez soñaste en vivir o visitar, se desarrolla con el vértigo y la velocidad que sólo este equipo sabe desarrollar y crear. El ritmo natural de crear dos caminos que se cruzan, en dos épocas distintas ( cómo en el caso de ayer) con aparentes diferencias y sin embargo demasiadas similitudes. Sin ánimo de sonar a demasiado «ministérico» creo que el final de la entrega dos, de esta nueva temporada, pasará sin duda a ser una de las más emocionales, exquisitas, visualmente brillantes despedidas que se crearán nunca en televisión, donde los silencios de PACINO (Hugo Silva), su despedida del amigo, del hermano, también se ha convertido en una parte nuestra. La luz, las sombras, los silencios, el vacío… el olor a tabaco y despedida, simplemente genial.
Hablamos con Javier Olivares también sobre la vuelta de Amelia (Aura Garrido) y su mas que esperado reencuentro con Eulogio, digo Julián, digo… en fin ese choque de universos paralelos, de recuerdos que se escapan, la mas pura esencia del Ministerio, por que si «el tiempo es el que es» pero siempre quedará espacio para el recuerdo. Poco a poco iremos descubriendo los detalles de cada entrega que ojalá, y espero que así sea, nos lleve al viaje de la quinta temporada.
El Ministerio del tiempo es y será una serie necesaria donde no sólo se viaja por el tiempo, sino también se disfruta del viaje emocional, personal y evolutivo (temporal) de sus personajes que han conseguido traspasar la pantalla de nuestro televisión y teléfono móvil. Disfrutar de la conversación con Javier Olivares sobre esta temporada y el futuro de la siguiente que es la mejor manera de «radiografiar» nuestro «Ministerio del Tiempo«.
P.D: La fotografía de portada es un claro homenaje al doble latir del corazón de esta temporada… Javier Olivares y Marc Vigil «tanto monta, monta tanto». Larga vida al Ministerio.