Leiva y Rubén Pozo reavivan la llama de Pereza en Madrid: un homenaje a la amistad y los viejos tiempos

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Diciembre es un mes especial para Leiva, y no solo porque es el nombre que recibe su primer álbum en solitario. Desde hace unos años casi se ha convertido en tradición que intente encajar alguna fecha a lo largo de este mes para compartir su música en la ciudad que le vio nacer. Tras un año y medio subido a los escenarios con su gira Cuando Te Muerdes El Labio Tour, este 2023 no podía ser menos, y en mayo anunciaba tres conciertos de despedida en la capital:  19, 25 y 26 de diciembre. Y, por si esto fuera poco, artista invitado: Rubén PozoDonde hubo fuego, ¿quedarían cenizas?

Un triplete en la capital, el momento de despedir la gira de su último disco, y el esperado reencuentro de Pereza; estaba claro que esa noche no iba a ser como las demás. Las puertas del recinto se abrían a las 19h en punto y, tan solo media hora después, la fiesta arrancaba con el dúo argentino Ainda, formado por Esmeralda Escalante; quien ha estado acompañando con su voz a la Leiband en el escenario durante esta última gira, y Yago Escrivá. Después llegaba el turno de Rubén Pozo, que hizo que se palparan en el ambiente los primeros ápices de nostalgia con clásicos perezosos como ‘Yo nací para estar en un conjunto’, ‘Margot’ o ‘Matar al cartero’, además de ‘Rucu Rucu’ o ‘Chavalita’ algunos de sus temas en solitario.

Entre aplausos y ovaciones el público coreaba su nombre mientras él, visiblemente emocionado, se despedía para que diese comienzo la gran noche. En ese mismo instante una cuenta atrás de diez minutos aparecía en el escenario como prueba de lo que ya era evidente: todo estaba a punto de empezar.

00:00:00. La cuenta atrás termina, todo comienza

Las luces se apagan y, poco a poco, se ve como la sombra de cada uno de los miembros de la banda empieza a ocupar su sitio en el escenario, en último lugar: el esperado hombre del sombrero. En un arranque espectacular, el pistoletazo de salida estuvo cargado de fuerza y energía con ‘Sincericidio’ y ‘Guerra Mundial’, dos temas de su álbum Monstruos, con los que logró cautivar a los presentes desde el primer instante, creando una atmósfera vibrante y emotiva. Leiva sabía como empezar a lo grande una noche tan especial y, sin perder el ritmo los acordes de ‘Lobos’ y ‘La lluvia en los Zapatos’ hicieron retumbar cada cimiento del antiguo Palacio de los Deportes.

Era la noche perfecta para generar ‘Infinitos’, y esta fue la primera canción de su último disco en sonar. Interpretada a dúo con Esmeralda Escalante, sus voces se fundían creando un equilibrio perfecto y cargado de magia, antes de crear una inmensa marea de brazos moviéndose al ritmo de ‘Breaking Bad’.

Como ya es costumbre, antes de continuar con este viaje a través de los temas que han marcado su trayectoria, y en el que fueron paradas obligatorias ‘Premio de consolación’, ‘Stranger Things’ y ‘Superpoderes’, no quiso perder la oportunidad de expresar su agradecimiento al público reconociendo el esfuerzo que supone pagar una entrada y acompañarle en unas fechas tan especiales como la Navidad. Las expectativas de aquellos que habían esperado esa noche durante meses, o incluso años, se superaban a medida que transcurrían los segundos, y así llegaba el momento de dejarse la piel con uno de los grandes himnos de su carrera en solitario ‘Terriblemente cruel’.

“Hoy es un día muy especial… entre otras cosas por un motivo muy importante, y es porque llevamos dos años conviviendo con Esmeralda…  me da una pena gigante separarme de ella porque la vida es mucho mejor a su lado” agradecía, muy emocionado, a su fiel escudera en el escenario “te echo de menos y todavía no te has ido”. Unas sinceras y emotivas palabras que, sin quererlo, se convirtieron en la presentación perfecta de ‘Histéricos’.

Y así llegamos hasta ‘Godzilla’, tema que en directo hace enloquecer a las masas, cuando Juancho; voz, guitarra y hermano de sangre del protagonista, se pone a los mandos de las estrofas originales de Bunbury. La conexión entre ellos en el escenario, donde mutuamente se dedican miradas cómplices que dejan entrever el orgullo que prolifera de cada uno de ellos, hace que la carga emocional se eleve a sus máximos niveles.

Poco a poco nos íbamos adentrando en el ecuador de la noche, y aunque eso hacía presagiar muchas de las cosas que estaban a punto de ocurrir, aún quedaban varias sorpresas por descubrir. “Pienso que la vida no tiene sentido si no se comparte” introducía Leiva antes de que el público le interrumpiese con un gran grito de euforia. “Hay unos hermanos a los que realmente siento como familia… Siempre que vivo algo importante en mi vida me gusta que estén porque son una parte importante de mi camino.

Tenemos mucha suerte de poder compartir esta canción, que creo que es una de las más bonitas escritas en castellano, y poder invitar a este escenario a Amaro Ferreiro y a Iván Ferreiro”. Con un alegre «Boas noites» saludaban los gallegos, y tras estas palabras empezaban a sonar los primeros acordes de ‘Turnedo’ , uno de los clásicos de la música de nuestro país, con el que el público se entregó en cuerpo y alma en cada estrofa, tan sorprendidos como maravillados con el momento que estaban presenciando.

Esta explosión de sentimientos y frenesí fue el hilo conductor a la otra cara de la moneda, el momento más íntimo de la noche: ‘Vis a Vis’. Acompañado únicamente de su guitarra y su voz, el flaco se convertía en el gran protagonista de una experiencia musical extrasensorial, despojada de todo tipo de artificio, en la que nos invita a sumergirnos, guardando nuestros teléfonos móviles y manteniendo silencio, para poder disfrutar al cien por cien de esos minutos con cada uno de nuestros sentidos. En este acto de desnudez y vulnerabilidad nos muestra su talento en su forma más pura y sincera, brindándonos la oportunidad de vivir un momento único. Los miembros de la banda volvieron al escenario, inmersos en un gran aplauso, que nos llevó hasta ‘La Llamada’ canción original de la película homónima, por la que ganó un Premio Goya en 2018.

Pereza: donde hubo fuego, cenizas quedan

Apenas el otro día nos encontrábamos en un escenario después de 13 años sin subirnos juntos a tocar, y las emociones se acumulan en el pecho y en la tripa, es muy fuerte. Siento que esa decisión que tomamos en su día fue mucho más madura de lo que el mundo pensaba, y eso hizo que hoy preservemos una preciosa amistad, y que hoy pueda suceder esto… Es un lujo y un privilegio para mí la amistad que tengo con él… te quiero mucho”. Ahora sí, Pereza volvía a reunirse en un escenario, y Rubén confesaba: “Estoy muy emocionado con lo que está pasando estos días… En concreto, esto que va a suceder ahora es la ‘cosita personal’ que Leiva/Miguel me hace a mí, es mi Papá Noel estas navidades… te quiero mucho, flaco. Gracias por todo”, antes de que empezasen a sonar los primeros acordes ‘Madrid’ uno de los grandes clásicos de la banda, con el que pudimos ver que la conexión y la complicidad entre ambos se ha mantenido intacta, y que, efectivamente, donde hubo fuego quedan mucho más que cenizas.

Doce años después de aquella separación que pocos entendieron, por unos minutos parecía que el tiempo no hubiese pasado; de repente volvíamos a estar en los años 2000 y solo importaba entregarse sin reservas en cada una de las estrofas de la banda madrileña. De sus guitarras nacían los primeros acordes de ‘Pienso en aquella tarde’ como un pellizco directo al corazón de las 15.000 personas que les rodeaban, haciendo que el presente se mezclase con el pasado y la nostalgia.

Volvieron a ser aquellos chavales que revolucionaron la escena musical de nuestro país, y fieles a su esencia nos trajeron de vuelta canciones llenas de intensidad y melancolía, como ‘Estrella Polar’ o ‘Como lo tienes tu’. Cada nota, cada estrofa era un recordatorio de por qué se convirtieron en algo más que una banda; un fenómeno que perdura más de 10 años después de su separación, reavivando los recuerdos de quienes les disfrutaron durante aquellos tiempos, y despertando por primera vez las mariposas de los que no tuvieron esa suerte.

Fundidos en un abrazo lleno de amor y complicidad, y rodeados por las voces de miles de personas coreando “Pereza, Pereza, Pereza…”, Rubén dejaba el escenario y el show continuaba con ‘No te preocupes por mi’ , antes del estallido final. Únicamente quedaban tres pasos para la despedida oficial, el primero de ellos: ‘Como si fueras a morir mañana’, que supuso una dosis directa de serotonina y energía para afrontar el último tramo. Y sin descanso llegó ‘Princesas’ otro de los grandes clásicos de Pereza, que Leiva volvía a incluir en el setlist de sus conciertos en mayo de este año, después de casi 20 años sin tocarla en directo.

Una noche como esta necesitaba un final por todo lo alto, y así fue. Empezaron a sonar los primeros acordes de ‘Lady Madrid’ cuando Rubén Pozo y los hermanos Ferreiro volvían al escenario, que se convertía en una auténtica fiesta de abrazos, picos y besos, en la que las voces del público se unían a la de los artistas creando la armonía perfecta para despedir esa noche que hizo despertar el recuerdo de momentos, personas y emociones que perdurarán en el tiempo. Un homenaje a los viejos tiempos, en el que despertamos la esperanza de que en la avenida de la Estrella Polar algún delirio les haga volver a recorrer la espina dorsal de la Gran Vía, al grito de “qué alegría, qué buen día”, teniendo tan claro como lo tienes tú, que Pereza siempre será nuestro rincón favorito de Madrid.

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