Recién acabo de ver de nuevo por tercera vez, cuando hoy podéis disfrutarla todos. Y llego a la misma conclusión estamos seguramente ante una serie, una historia que cambiará la manera de ver y disfrutar de una serie. Primero y vaya por delante, soy de los que piensa y siente que las grandes novelas tienen un handicap a veces difícilmente superable. Es obvio, cada lector o lectora crea al devorar capítulo tras capítulo de esta «Reina Roja» una historia, un ritmo, unos silencios, unas voces que por regla general son distintos en cada uno de nosotros.
Hasta que llegó esta serie. Pero antes de hablar de lo obvio, de lo visual, quiero hablaros de lo que no se ve. El guion de «Reina Roja» es de lo mejor que se ha creado en los últimos años (obviamente junto con la novela). Su ritmo, su capacidad descriptiva, el tablero de ajedrez en el que se desenvuelven todas las historias es un non stop capítulo tras capítulo, te hace querer, te hace necesitar más.
La adaptación de la novela al guion es sencillamente brillante. Pero, empecemos por el principio. ¿Qué es «Reina Roja»?. Lo obvio es lo que veis una cuenta atrás vertiginosa en la que «los buenos» tienen que detener a «los malos» y salvar vidas, pero no caigáis en esa tentación obvia, va mucho más allá. La historia primero es una maravillosa partida de ajedrez en la que aún el jaque no está dado.
El primer movimiento y el más importante, es una historia de historias donde solo hay un nexo en común … el amor, pero el amor en todas sus absolutas facetas más puras y más íntimas. Sirvamos el tablero. Jon y Antonia , Reina Roja y peón de reina, es la historia de dos solitarios que simplemente necesitan un amigo, necesitan descubrir y dejarse descubrir, Jon y Antonia, ambos necesitan cuidar, pero lo que no saben es que también necesitan ser cuidados.
Lo que Hovik y Victoria, Victoria y Hovik hacen en esta serie es de un disfrute audiovisual hermoso. Su química, sus personajes, su manera de entenderse y de mirarse hace que te quedes atrapado perdidamente en ellos. A Hovik como actor no le vamos a descubrir, pero el Jon que ha llevado y dado vida es suyo, y de nadie más pero ha conseguido desde el minuto cero, a mi como espectador querer tenerlo de amigo, y necesitar que Victoria lo tenga de escudero. Ellos son la muestra del amor más desinteresado, fiel, emocional, capaz de doler y de perdonarse, el amor que es confiado ese que hace el uno y la otra pongan su vida en las manos del otro.
Victoria Luengo es Antonia Scott y punto. Son dos almas en un sólo cuerpo, Victoria Luengo con su mirada, con el sufrimiento de Antonia, con su soledad y fragilidad cronificada, cada trazo que ha dado vida de su personaje es simplemente una auténtica obra de arte. Su manera de sentirse sola y como va abriendo su mundo al espectador y a Jon es obra para mi de una de las mejores actrices que tenemos en nuestro país y en el mundo. Acordaros, la fiebre por victoria Luengo no hizo más que empezar.
Ahora sigamos con el relato. El amor, el siguiente tipo de amor que se presenta ante el espectador es el amor de padres a hijos, o de hijos a padres. Nacho Fresneda y Andrea Trepat traspasan la pantalla una por la maldad interesada, y el otro por ser el mismo la consecuencia de los errores de su propio padre que le robó la infancia de la manera mas cruel posible. Ambos en esta historia son imprescindibles, ambos son alfil y peón de rey blanco.
Antonia Scott tiene la virtud de querer ser la mejor pero tiene un defecto que no sabe ni quiere perder y ese siempre será su talón de aquiles ( o quizás la única manera de volver a ser ella misma).
El amor de padres a hijos, el de Antonia Scott con su padre, o al revés, de miedo, desconocimiento e incomprensión , el de Antonia con su hijo de desmedida protección y miedo, el de Jose Ángel Egido con Celia de completo y total abandono y el de Emma con su hijo para que el fin justificará siempre todos los medios. Pero sin duda destaca por encima de todos ellas el amor de Karmele por su Jon (Hovik) en la ficción. Madre por encima de todas las cosas, no quiero hacer spoilers es simplemente maravillosa.
El tablero es el dibujo de la trama policial entorno a la salvación del personaje interpretado por Celia Freijeiro que consigue con una interpretación magistral dolerte, angustiarte, volverte loco, o sentir una mínima vía de escape en algún momento. Pero este tablero, es la excusa, la reina es la pieza más importante en el tablero pero… ¿no lo es también la mano que la mueve?.
Madrid, el otro personaje latente en esta historia, y los flashback resueltos de manera brillante, hacen que el espectador quede atrapado en el universo mental de Antonia y ser un títere más en manos del Rey Blanco. Ahí tiene mucho que ver también Koldo Serra, otro ministérico como yo, tiene una narrativa visual dirigiendo poderosísima, no permite un segundo de descanso, situaciones de adrenalina, se mezclan con las de introspección del personaje de Antonia en muchas de sus facetas humanas y personales, y los toques cuidados y divertidos de humor de Jon hacen que la trama tome un breve respiro para proseguir en su vertiginoso viaje. P.D : el episodio de la tortilla de patata es de una pureza audiovisual insuperable.
Y Juan Gómez-Jurado, ese «profesor chiflado», alquimista de las palabras darle las gracias por ser la mecha que prendió algo así, por que leer, nuestro viaje imaginando palabras nos cambia y él ha provocado que millones de personas tengan sus páginas entre sus manos y quieran siempre mucho más. Su narrativa es poderosa, brillante, cercana, tremendamente visual y consigue con esta serie cobrar la vida que se merece. El escribe con imágenes, y describe cine con todas y cada una de sus historias y así, es más fácil atrapar al espectador.
Ahora os toca disfrutarla a vosotr@s. El viaje comienza … pero ojo, no os fieis de nadie. ¿Y tú de que lado vas a quedarte?.