El cantautor español Alex Ubago presentaba el pasado 18 de octubre su último álbum, titulado Galerna. Se trata de una obra conceptual que se divide en dos partes y que se inspira en el fenómeno meteorológico del mismo nombre. Con una cara A experimental y una cara B que regresa a su esencia melódica, Ubago invita a sus oyentes a recorrer un viaje emocional de tormenta y serenidad.
El título del álbum hace referencia a un fenómeno meteorológico propio del mar Cantábrico y del golfo de Vizcaya. Se trata de un temporal con fuertes ráfagas de viento, que suele presentarse entre la primavera y el otoño.
Al elegir este nombre, Ubago no solo establece un vínculo con su tierra natal, el País Vasco, sino que también utiliza este concepto para representar el viaje emocional que narra el álbum. La galerna se convierte en una metáfora de las tormentas internas que todos enfrentamos, y el álbum refleja esa dualidad: el desbordamiento emocional y la posterior calma.
Cara A: la tormenta de emociones
La cara A de Galerna representa precisamente la intensidad de este fenómeno. Aquí, las canciones se caracterizan por una atmósfera experimental y sonidos innovadores que marcan una ruptura con el estilo al que el artista nos tenía acostumbrados. Explora temas como la tristeza, el amor perdido, la nostalgia y las luchas internas, creando un ambiente emocionalmente cargado y oscuro.
«Hago canciones para expresarme, para disfrutarlo y para emocionarme» nos reconocía. Este lado del disco representa esa tormenta de emociones donde el artista, a través de ritmos más modernos y letras profundas, se sumerge en el autoconocimiento y en la intensidad de los sentimientos. El carácter experimental de la cara A busca reflejar el caos y la imprevisibilidad de una galerna, con sonidos que sorprenden e invitan a los oyentes a explorar su propio mundo interno.
Cara B: la calma que llega después
En contraste, la cara B de simboliza la tranquilidad que sigue a la tormenta. Aquí, Ubago regresa a su estilo característico, con canciones más melódicas y tranquilas que recuerdan a sus primeros éxitos. Es un respiro emocional después de la intensidad de la primera parte.
Explica cómo imagina sus canciones en el escenario, diciendo: «Cuando algo me emociona me imagino cantándolo en un escenario». Este lado del disco no solo ofrece consuelo, sino que también celebra la paz que llega tras la tormenta. Las melodías aquí son más familiares para los seguidores de Ubago, con letras que exploran el amor y la amistad desde un lugar de calma.