Elisabet Casanovas: «Me llamó la atención el carácter y la energía que desprende Cristina»| Las abogadas

La memoria es el recuerdo de lo que fuimos, la clave de lo que somos y la respuesta de lo que en el futuro podemos volver a ser. Esta semana La1 de TVE estrena una de las series más esperadas y más importantes de esta temporada otoñal televisiva. Una serie, un relato cargado con la verdad de la historia, una factura vibrante y exquisita y una reparto actoral que rompe absolutamente con todos los límites.

A principios del mes de septiembre podíamos disfrutar en el Festval de Vitoria de la presentación por parte de RTVE de «Las abogadas» capitaneado por cuatro primorosas actrices que dan vida a 4 de los pilares de los cambios democráticos de nuestro país en aquella época. La serie sitúa su comienzo en el Madrid de 1964, cuando Lola González (Paula Usero), una chica de familia acomodada, llega a la Facultad de Derecho y su vida cambia para siempre.

Lola conocerá allí a Cristina Almeida (Elisabet Casanovas), Manuela Carmena (Irene Escolar) y Paca Sauquillo (Almudena Pascual), estudiantes de un curso superior, y a Javier Sauquillo (Manuel Canchal) y Enrique Ruano (Álvaro Rico), con quien traba algo más que una amistad.

Ellas, las cuatro han conseguido dibujar en pantalla un trabajo de responsabilidad, cargado de verdad y con la capacidad de convertir esas 4 grandes personalidades quedan vida en propias y transmitir todos y cada uno de los sucesos de aquel tiempo. La serie pone como punto de partida en su primera entrega que veremos, por fin, este miércoles después de «La Revuelta» el atentado contra el despacho laboralista de Atocha en 1977 perpetrado por miembros de extrema derecha de aquella época.

Una escena donde cargada de ruido y silencio a la vez, vemos correr a Irene Escolar (Manuela Carmena) con el resto embargado en terror hacia el número 55 donde tuvo el lugar el atentado. Es una primera entrega, un primer capítulo poderoso en lo narrativo, vertiginoso en lo audiovisual y con un despliegue actoral que no recordaba en muchos años.

Y la serie arranca ya en 1964, en el ocaso del franquismo, en la universidad donde salir de las aulas y vivir la dura realidad a la que se enfrentan las personas más desfavorecidas no será fácil para ninguno de ellos. Lola conseguirá unas prácticas en el despacho de Cristina, que junto a Manuela y Paca están revolucionando la profesión. Desde los despachos laboralistas, las abogadas se dedican a la defensa de los trabajadores ante el Tribunal de Orden Público, que vigila con diligencia cualquier corriente de subversión.

La primera entrega que estamos seguros cautivará por su tremendo ritmo, donde los sucesos y la presentación de los personajes se suceden sin descanso y donde en la parte final del mismo descubriremos a una Paula Usero sublime estallar en añicos la propia identidad del personaje, dibuja como nadie el dolor más supremo, más puro, uniendo con fino hilo rojo de sangre la libertad, el amor y la pérdida. Siempre he escrito de ella que es un absoluto animal escénico capaz de llevarte de la más absoluta ternura a la dureza del más absoluto silencio y en esta serie, lo ha hecho.

También nos dibuja una Cristina Almeida (Elisabet Casanovas) brillante, aguda, ácida, directa, sin miedo a nada, una mujer en busca de unos derecho que en aquella época se negaban. El dibujo que hace Elisabet es absolutamente inteligente, observador, dinámico, desde la observación y la comprensión del personaje pero también desde el respeto y admiración. Un personaje nítido, lleno de verdad que hace brillar aún más si cabe el talento interpretativo de Elisabet.

Irene Escolar en este primer episodio nos revela muchos de los trazos que tiene su personaje, observación, rigor, valentía, un personaje creado desde la mirada y la escucha pero también desde la firmeza y la eficacia. Conocemos una Manuela Carmena creada desde la sutileza interpretativa de Irene, que tiene esa capacidad única de mirarte a los ojos a través de la pantalla y traspasar la verdad que tiene su personaje y con Manuela Carmena ha conseguido de nuevo hacerlo.

Almudena Pascual (Paca Sauquillo) . El trabajo de Almudena Pascual está lleno de sutileza y es un personaje que a penas se presenta en el primer capítulo, pero en los siguientes quedará muy bien definido. Genera una atmósfera de refugio  y valentía. Almudena gestiona con absoluta brillantez los silencios y miradas del personaje que tienen exactamente el mismo peso que lo que ella declara o defiende.

Ellas generan entre si una comunicación en la pantalla que llega, es una relación de miradas, de familia, de miedo, de incertidumbre pero sin duda de apoyo total las unas con las otras. Estas cuatro actrices, genialmente dirigidas, honran nuestra memoria histórica a través de la humanización, el ponerle cuerpo y alma a un relato que cambió nuestra historia.  Además ellas han creado sus personajes no desde la imitación sino del homenaje y el respeto, y eso … se nota.

Quiero sin duda en este primer capítulo dar luz a dos personajes (en representación de todo el reparto coral), al interpretado por Álvaro Rico que está simplemente brillante potenciando toda la luz del personaje de Paula Usero y María de Nati, que con  un personaje lejísimos de anteriores registros, lleno de absoluta verdad y raíz, aportan excelencia a una maravillosa primera entrega que veremos este miércoles.

Una historia de lucha y valentía

‘Las abogadas’ es una serie con un destacado protagonismo femenino, no solo en su reparto sino también en sus aspectos técnicos. Creada por Patricia Ferreira, es una coproducción de RTVE y MOD Producciones, rodada en Madrid, Toledo, Guadalajara, Segovia, Leganés y Hoyo de Manzanares. El guion es de Patricia Ferreira, Marta Sánchez, Irene Niubó y Virginia Yagüe, sobre un argumento de Patricia Ferreira y Marta Sánchez, y dirigida por Juana Macías y Polo Menárguez.

La serie ficciona una época reciente de la historia de España y la vida de juventud de cuatro mujeres reales que con su lucha y valentía ayudaron a cambiar nuestro país.