Tras seis años de ausencia, Jason Mraz volvía a España de la mano de Doctor Music para dar dos conciertos muy especiales en Madrid y en Barcelona. La sala La Riviera es un clásico de la capital madrileña donde artistas nacionales e internacionales traen sus giras. La gira “Still Yours” es el regreso triunfante a Europa del cantante que, tras años sin venir, volvía con una larga y extensa lista de países y salas de conciertos en las que la mayoría ya cuelga el cartel de “no hay entradas”.
Hacía mucho tiempo que no venía a esta sala, y la verdad es que me brotaron muchos recuerdos de noches mágicas en este lugar; la de hoy también iba a ser especial. Hablando con un amigo le comentaba que vivir en una ciudad como Madrid te da la oportunidad de terminar la semana viendo a un artista al que llevabas años queriendo ver. Si has tenido una semana horrible, ir a un concierto es una muy buena manera de darle la vuelta.
Ya desde bien entrada la tarde se podía ver cómo los fans del cantante hacían cola para poder ver al artista lo más cerca posible. Si algo tiene de mágico este lugar es que se crea un show muy íntimo, la sala no es muy grande y eso hace que la conexión del cantante con el público sea aún mayor.
A diferencia de otros shows que suelen empezar más tarde, este comenzó puntual y sobre las 20:40 salió a escena Jason Mraz junto a su guitarra, y el público aplaudió mucho por las ganas que tenían de ver al cantante sobre el escenario. En esta nueva gira estaba solo él, no había banda, no había batería, solo era él y su guitarra.
Comenzó el concierto con una canción muy especial como es “Let’s see what the night can do”, que una de las fans más fervientes del cantante pidió. Unas horas antes del show esta fan pudo estar con el cantante y hablar con él, fue un momento muy especial para ella. Nos dio la bienvenida al público madrileño en español, algo que desató un aplauso colectivo muy fuerte. Seguimos con temas como “You and I both”, “Make it mine” y “Lucky”, esta última la cantó en inglés y en español y la verdad que fue muy emocionante.
Mi último concierto fue el de Coldplay en Londres el pasado mes de agosto, y la verdad es que viendo entrevistas de este cantante, me gustó mucho escuchar de él que le gustaba Coldplay, sus conciertos y sus shows.
Hubo algo que no me gustó del concierto, pero no fue por culpa del cantante, sino de un grupo de asistentes. Al parecer habían pagado la entrada del concierto para no ver el concierto. No respetaban a la gente que sí quería disfrutar de la música de las canciones y de Jason Mraz, se notaba claramente que no estaban en condiciones de estar en la sala. Seguramente iban bajo los efectos de algún tipo de sustancia o vete tú a saber. La cosa es que la seguridad de la sala les echó y la verdad que todos los que estábamos alrededor nos quedamos bastante tranquilos sabiendo que estas personas ya no iban a estar en el concierto.
En la zona en la que estaba, la calma volvió después de que esta pareja se largase por la puerta. Un setlist nuevo donde sonaron temas nuevos pero también grandes éxitos que todos conocíamos. Me sorprendió que entre el público había mucho fan internacional, y eso me agradó, ver que gente de otros países se desplace a Madrid para vivir estos conciertos.
La verdad que emociona escuchar temas como “Feel good to”, “Love someone”, “Plane”, “Details in the Fabric” o “Please don’t tell” en un contexto tan íntimo como el concierto vivido en la sala La Riviera de la capital madrileña.
Me gustó mucho la conexión que tuvo el cantante con su público, porque eso hacía ver cómo era él. En realidad es muy bonito ver esa conexión en un concierto y ver cómo las canciones llegan al corazón de cada uno de los asistentes.
Entre canción y canción hacía muchas bromas y la gente se reía mucho. Parecía que estábamos en un show de comedia, pero no, estábamos en un concierto, y qué bueno, qué bonito, qué emocionante, no sé qué más calificativos decir, porque lo que sentí ayer fue algo bastante bonito. Tal y como está el mundo, ir a un concierto es prácticamente un regalo de la vida.
Ya por la mitad del show también sonaron temas como “A beautiful mess”, “Butterfly”, “3 things”, “Living in the moment” y la ya más que conocida “Have it all”. Sus canciones hablaban muchas de amor y, en gran parte del público que había en la Riviera, eran parejas y veías a esas parejas abrazadas, dándose besos y viviendo ese momento mágico que producen los temas de Jason Mraz.
Como toda buena historia, el final ya estaba a punto de llegar, pero no sin antes escuchar la traca final. Temas como “I won’t give up” y “I’m yours” convirtieron la sala en un karaoke enorme con más de 2000 personas. Esos temas me recuerdan mucho a mi época de adolescente, cuando tenía mi mp4 y iba al colegio escuchando sus canciones. Fue muy emocionante poder cantar esas canciones con tanta gente en Madrid, son momentos sanadores para el alma.
Y qué bonito es también ver un inicio de gira con lo que eso significa: esa sorpresa, el no saber qué canción va a sonar, el poder disfrutar de canciones que igual no canta en otros sitios y que muchas de ellas eran sugerencias de fans y el cantante hizo caso a esas sugerencias. No hay mejor manera de terminar un domingo que en un concierto, es como ponerle un broche precioso a una semana que igual no ha sido de las mejores, pero la música tiene ese poder de ayudarnos a que las cosas se vean con otra perspectiva.








