Hace mucho tiempo que sentía esta sensación tan especial. Ayer volvía a reencontrarme con el talento de alguien que admiro, quiero y que en muchas ocasiones ha sabido sacar todo lo mejor que esconden mis silencios atrapados en sus canciones, pero esta vez quiero que sea diferente.
Con un Wizink Center a rebosar, un «sold out» de esos que se tatúan en los cimientos del antiguo palacio de deportes tuve la suerte, o no se llámalo karma de encontrarme delante de mi asiento con alguien muy especial. No se como se llama, sólo se que en su cabello como diría el poeta, las nieves del tiempo colmaron su sien, y en su silencio, potente silencio las lágrimas se deslizaron a través de sus ojos de historia, gastados por tiempo, curados por la sonrisas cuando Pablo se partía la voz y se cosía el alma en canciones.
Para ti que me hiciste ver y sentir este concierto de otra manera, aunque no escuché tu voz, sentí la emoción de tus lágrimas. A través de tus años, de tu experiencia dibujaste la música de Pablo Alborán en tu rostro atravesando el silencio y el recuerdo de aquellas primeras veces mientras estrechabas con fuerza la mano de tu hija.
Para ti hoy van mis palabras, para todas las gargantas que esta noche hicieron volar libre a la vida, y que la música es la única manera de sentirnos distintos. Para ti, aunque nunca te lleguen, mis gracias para siempre en forma de canción.
Ayer querido amigo te reencontraba en el mismo lugar que tantas veces nos ha cruzado fugaces, casi sin tiempo, con conversaciones a medias y preguntas que casi no dan tiempo ni ha responderse. Te reencuentro y te escribo (casi te converso) desde el silencio que produce en mis recuerdos un momento tan especial como el de hoy.
Pablo, te he sentido feliz, muy feliz. Encima de un escenario he visto y disfrutado a un niño grande que juega con sus amigos a aquello que les divierte, que los apasiona, que los libera, que los reivindica, juegan con la libertad de las canciones que duelen, con los acordes que dicen adiós, con la voz que se rompe desnuda en notas imposibles y con las letras que son refugio de tus emociones y cobijo de las nuestras.
Pablo Alborán hizo en el cierre de sus conciertos por nuestro país un ejercicio de desnudez emocional vibrante y un alarde de poderío vocal al alcance de muy pocos. Confirmó sin ninguna duda que es de esos pocos artistas que tiene el alma plena de canciones. Paseó por toda su historia musical haciendo que esas letras , esas melodías tuvieran la frescura de aquella primera vez que nos cambió la vida.
Los arreglos consiguen enlazar con un «hilo rojo musical» todas ellas llevándonos a una sonoridad especial, distinta, desnuda y vibrante. Todo suena distinto y próximo a la vez, todo suena a refugio o a una primera vez.
Y cuando acaba el concierto en lo que pretende ser el silencio del reposo de las emociones se convierte en un coro lejano de tu nombre , tu naciste en música y en tu música hicimos nuestra alma… canciones. Pablo Alborán duele , Pablo ata en el recuerdo, la caricia de una guitarra que un día le hizo sonreír para siempre.
Invitó a Mikel Izal a compartir con él una noche muy especial «La fe» haciendo la delicia del público ante la «primera vez» de esta canción encima de un escenario. Pablo abordó tres conceptos claros durante todo el show : «A pesar del ruido que hay fuera, hoy nadie nos va a quitar nuestra noche».
Por unas horas querido amigo conseguiste que todo pareciera sencillo, que todas las promesas parecieran reales, y que quizás el amor de verdad se encuentra escondido entre las miradas que dejaste volar directas a todos los rostros que anoche en el Wizink Center decidieron amar sin miedo, olvidar el miedo para aprender a equivocarse y ser libres.
Ayer no fue una despedida, sino un hasta pronto. Es hora de volar y de vivir, de gritar «por fin» en otros escenarios, de mirar a Saturno desde otros atardeceres , y en buscar en otros ojos ese «tú y tú, y tú y solamente tú» que suene donde suene sigue sabiendo a vida.
Guardamos «el traje» de nuestros de tabúes, en azul anochecer, mientras perdemos el «miedo» a echarte de menos, por que desde ya será el paso de cero para esperar que vuelvas. Vuela amigo, en las alas de tu ave de paso, y te prometo, que sea cual sea el frío que ataque nuestras almas, en tus canciones siempre encontraremos el refugio del calor del verano.
Vívela, vívelos en esas últimas líneas de tu «cuarta hoja». Y a ti que me regalaste mis palabras esta noche, miraste con ojos de armonía , te emocionaste con lágrimas de vejez, pero la música vistió tu alma de refugio de juventud. Gracias desde mi madrugada.
![Pinterest](https://pinterest.com/pin/create/button/?url=https://lacajadmusicatv.com/pablo-alboran-la-cuarta-hoja-tour-madrid-del-silencio-al-ruido-del-ruido-a-la-musica-de-la-musica-a-la-libertad/&media=https://lacajadmusicatv.com/wp-content/uploads/2023/11/Pablo-Alboran-18-por-David-Fraile.jpg&description=Hace mucho tiempo que sentía esta sensación tan especial. Ayer volvía a reencontrarme con el talento de alguien admito, quiero y que en muchas ocasiones ha sabido sacar todo lo mejor que esconden mis silencios atrapados en sus canciones, pero esta quiero que sea diferente.Con un Wizink Center a rebosar, un "sold out" de esos que se tatúan en los cimientos del antiguo palacio de deportes tuve la suerte, o no se llámalo karma de encontrarme delante de mi asiento con alguien muy especial. No se como se llama, sólo se que en su cabello como diría el poeta, las nieves del tiempo colmaron su sien, y en su silencio, potente silencio las lágrimas se deslizaron a través de sus ojos de historia, gastados por tiempo, curados por la sonrisas cuando Pablo se partía la voz y se cosía el alma en canciones.Para ti que me hiciste ver y sentir este concierto de otra manera, aunque no escuché tu voz, sentí la emoción de tus lágrimas. A través de tus años, de tu experiencia dibujaste la música de Pablo Alborán en tu rostro atravesando el silencio y el recuerdo de aquellas primeras veces mientras estrechabas con fuerza la mano de tu hija.Para ti hoy van mis palabras, para todas las gargantas que esta noche hicieron volar libre a la vida, y que la música es la única manera de sentirnos distintos. Para ti, aunque nunca te lleguen, mis gracias para siempre en forma de canción.Ayer querido amigo te reencontraba en el mismo lugar que tantas veces nos ha cruzado fugaces, casi sin tiempo, con conversaciones a medias y preguntas que casi no dan tiempo ni ha responderse. Te reencuentro y te escribo (casi te converso) desde el silencio que produce en mis recuerdos un momento tan especial como el de hoy. Pablo, te he sentido feliz, muy feliz. Encima de un escenario he visto y disfrutado a un niño grande que juega con sus amigos a aquello que les divierte, que los apasiona, que los libera, que los reivindica, juegan con la libertad de las canciones que duelen, con los acordes que dicen adiós, con la voz que se rompe desnuda en notas imposibles y con las letras que son refugio de tus emociones y cobijo de las nuestras.Pablo Alborán hizo en el cierre de sus conciertos por nuestro país un ejercicio de desnudez emocional vibrante y un alarde de poderío vocal al alcance de muy pocos. Confirmó sin ninguna duda que es de esos pocos artistas que tiene el alma plena de canciones. Paseó por toda su historia musical haciendo que esas canciones, esas melodía tuvieran la frescura de aquella primera vez que nos cambió la vida.){kind=link}