Viva Suecia hace historia con su primer sold out en el Movistar Arena: la noche que nadie quería perderse

La banda murciana firma un concierto inolvidable en Madrid, lleno de emoción, complicidad y una comunión total con su público.

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Hacía meses que no quedaba una sola entrada. Y aun así, hasta el último minuto, seguían apareciendo mensajes, llamadas y promesas imposibles por conseguir un hueco en el concierto que nadie quería perderse. Anoche, Madrid fue testigo de algo más que un directo: fue la confirmación de que Viva Suecia no solo llena festivales, sino que también sabe apoderarse —y solo ellos— de uno de los recintos más imponentes del país.

El Movistar Arena se transformó en un refugio emocional donde la multitud se volvió una sola voz. Rafa Val, Jess Fabric, Alberto Cantúa y Fernando Campillo construyeron un concierto que respiraba complicidad y oficio, un diálogo continuo entre escenario y público. La gira de 2025 los había llevado por los mejores festivales, pero esta cita tenía otro pulso: era su territorio, su noche, su historia. Cada acorde encontraba eco en una multitud entregada, y cada letra parecía escrita para quienes habían esperado meses por ese momento.

Un escenario que acorta distancias

Sin introducciones ni artificios, el concierto estalló con “Dolor y gloria”, y el antiguo Palacio de los Deportes se vino abajo desde el primer acorde. No hacía falta presentación: Viva Suecia entró a matar. Rafa Val apareció recorriendo una pasarela escalonada que descendía hasta casi rozar al público, acortando de golpe cualquier distancia entre escenario y pista. Esa conexión —miradas, manos, gritos compartidos— marcó el pulso de toda la noche.

Tras ese arranque incendiario llegó “La orilla”, y el recinto se transformó en un mar de voces que coreaban cada palabra. “A dónde ir” trajo un respiro contenido, una pieza que crece desde la calma hasta un éxtasis compartido. Con “Lo siento”, la pantalla gigante y la iluminación se sincronizaron con el latido de la canción: las imágenes respiraban con la música sin restarle protagonismo.

El bloque siguió con “Fuimos felices aquí”, una declaración de nostalgia convertida en himno, y “Deja encendida una luz”, cuando miles de móviles se alzaron. “Bien por ti” cerró un primer tramo en el que todo estaba medido, pero libre: la producción acompañaba sin imponer, y cada tema confirmaba lo obvio: Viva Suecia llena grandes recintos sin perder la cercanía que los define.

Intensidad, complicidad y momentos de pausa

El primer estallido colectivo llegó con “La voz del presidente”, acompañada de una lluvia de confeti que tiñó el aire de euforia. Sin pausa, enlazaron con “Algunos tenemos fe”, y al terminar, Rafa Val resumió la sensación de estar viviendo una noche única:

“Tenemos una banda que nos convierte en unos músicos increíbles.”

Con “Querer” y “Justo cuando el mundo apriete”, la intensidad se volvió más íntima, casi confesional, hasta que llegó uno de los momentos más especiales del concierto. Antes de tocar “Palos y piedras”, Rafa tomó el micrófono y confesó: “Hoy es un día especial y teníamos que hacer cosas especiales. Vamos a tocar la segunda canción que compusimos como banda… espero que os guste.” La respuesta del público fue una ovación que se confundía con gratitud. Era un viaje a los orígenes, pero sin nostalgia: solo orgullo por el camino recorrido.

El bloque continuó con “Tú y yo contra los demás”, y enseguida, el escenario se encendió para uno de los grandes momentos de la noche: “Sangre”, junto a Fito Robles (Siloé). Compartieron una química espontánea que desató el rugido del público. Fue pura comunión, un instante que quedará grabado en la memoria de la gira.

Tras ese clímax, el grupo bajó las pulsaciones con “Melancolía” y “Hablar de nada”, y la emoción volvió a dispararse con “Una bandera que nos sirva a los dos” y “El rey desnudo”, antes de alcanzar un nuevo punto de inflexión con “No hemos aprendido nada”.

A partir de ahí, la recta final fue una sucesión de himnos. “Mala prensa”, que abre su último disco (publicado el 9 de octubre), sonó con la fuerza de lo nuevo que ya es clásico. Luego vinieron “Lo que te mereces” y “Amar el conflicto”, donde Rafa terminó saltando entre el público, completamente entregado. El cierre, con “El bien”, fue una despedida luminosa, un abrazo compartido entre banda y audiencia que dejaba la sensación de haber asistido a algo irrepetible.

Un cierre a la altura de su momento

Viva Suecia no solo llenó el Movistar Arena: lo conquistó. La banda demostró que puede trasladar la fuerza que despliega en los festivales más grandes a un recinto propio, a una noche que les pertenece por completo. Madrid tendrá otra oportunidad de verlos el 7 de marzo, también con todas las entradas agotadas, pero el verdadero punto final será en Murcia, el 17 de octubre, en lo que ellos mismos han anunciado como “el concierto de nuestras vidas”. Y después de lo vivido anoche, nadie lo duda.

Porque en Madrid quedó claro que Viva Suecia ha alcanzado un nuevo nivel. Llenar pabellones ya no es casualidad: es la consecuencia lógica de su oficio, de sus canciones y de la complicidad inquebrantable con su público. Cada aplauso, cada mirada y cada confeti suspendido en el aire fueron la confirmación de que la banda sabe exactamente lo que hace sobre el escenario.

Con nuevas fechas ya anunciadas para 2026Valladolid, Bilbao, Zaragoza, Granada, Valencia y A Coruña—, la historia de esta gira todavía no ha terminado. Pero lo de anoche en Madrid fue algo más que un concierto: fue una consagración.

Viva Suecia en el Movistar Arena. Fotografía por Josune Ordóñez

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