Y la última flecha de Manuel Carrasco… voló.

Ayer Manuel Carrasco regaló la última flecha de su tour «Corazón y Flecha» a un Bernabéu lleno hasta la bandera y volvimos a ver un niño chico siendo feliz encima de un escenario. Ayer el Bernabéu se llenó de amigos, recuerdos, fuego, globos, corazones, música y flechas. Hablo de flechas en plural porque creo que ayer Manuel lanzó más de una flecha en forma de lo que mejor sabe hacer… música.

Las primeras flechas de ayer fueron para sus amigos y compañeros, unas flechas correspondidas porque pisaron aquél escenario la Niña Pastori, Luis Fonsi, Juanes, Camilo y Malú… para arropar a su amigo y a la vez hacer recordar a los presentes grandes canciones que forman parte de la historia.

Después de casi tres horas de concierto, puedo asegurar que los detalles estaban cuidados al máximo. Hubo fuego, confeti, globos, fuegos artificiales, luces, gráficos, vídeos, pantallas, pulseras con luz para todos los asistentes, una moto en el escenario, un corazón colgando del techo… no me extraña que sus giras ganen premios y reconocimientos de los que alguna vez las disfrutan. Espectáculo en estado puro sin pausas. Así que otra flecha fue directa al equipo que le acompañaba y acompaña siempre.

La música estuvo presente en todo el concierto bailando con él, ya sea con las canciones acompañado de toda la banda, con los solos instrumentales o cuando se sentó detrás del piano para cantar “Mi Madrid” y así recordar que lleva ya 20 años viviendo en una ciudad a la que llegó con la maleta cargada de sueños y que ha sido cómplice de su evolución, a todos los niveles. Previamente, también agarró su guitarra, y detrás de ella, cantó una canción con la que entendió lo importante de apostar por uno mismo y no por lo que otros opinen. Así que la música se lleva otra flecha.

También hubo flechas para la reivindicación, para gritarle al mundo que el amor debe ser siempre libre y todo el mundo debería poder amar a quien le diese la gana sin problema alguno. Otro de los mensajes más aplaudidos de la noche llegó en forma de canción, y creo que esa flecha atravesó de lleno el Bernabéu con remitente a los líderes del mundo recordándoles que “da igual el bando, si matan son asesinos” y gritando a viva voz “Qué culpa tiene la gente para tanto miserable. Si la política sirve para cambiar los destinos, no sé qué estáis esperando para acabar con el llanto de los niños palestinos”. El público se levantó y hoy que el mensaje sigue ‘rulando’ en las redes desde aquí le doy las gracias por lanzar esa flecha esperando que alguien empiece ya a mover algún hilo para que las putas guerras acaben y no vuelvan.

“La Reina del Baile”, se coló ya casi al final de la noche, para recordar que aunque ahora se baja el telón un tiempo, lo nuevo ya está en proceso, la música no para porque él es feliz con la música. Ayer, en el Bernabéu, un niño chico se lo pasó en grande jugando como titular en el estadio y ojalá podamos disfrutar siempre de ese niño con su esencia intacta. Porque los años habrán pasado, mil historias se esconderán detrás de su propia historia, decisiones, errores, victorias, pero creo que su esencia y lo verdaderamente importante lo sigue manteniendo intacto ‘guardadito’ a buen recaudo. Así que otra flecha para lo que está por llegar.

Para terminar, llegó el corazón con la emoción desbocada, creo que la emoción que llevaba conteniendo durante toda la noche salió cuando ya las luces se habían encendido y ahí llegaron los agradecimientos, a su equipo, a su familia, a sus padres, a su mujer, hijos… y nos confesó a los allí presentes que tenía muy claro que “pasase lo que pasase lo iba a hacer”. Y lo hizo. Y vivió uno de los días más importantes de su vida. Y disparó la última flecha después de agradecerle al público estar siempre, y “Qué nos encontremos en el camino o en las estrellas” y… la flecha voló.

¡Todas las imágenes aquí! – © Marta Juanola