El primer largometraje de la directora bilbaína Alice Waddington se llama “Paradise Hills”, un drama distópico que pone el foco en un internado de lujo situado en una isla enigmática y estéticamente perfecta. Allí, aparentemente, se modelan y adoctrinan a chicas enviadas por sus familias para convertirlas en mujeres perfectas.
Uma (Emma Roberts), la protagonista de la cinta, es una joven valiente e inconformista que representa la resistencia y la oposición a ese internado. Junto a sus compañeras “de celda” Chloe (Danielle Macdonald) y Yu (Awkwaina), intentará luchar contra las normas, escapar de la isla y decidir por sí misma quién es su verdadero amor.
Más allá del mensaje feminista o de empoderamiento de la mujer que subyace en el guion de “Paradise Hills”, la película es una crítica a esas máscaras que a veces nos ponemos para poder sobrevivir en una sociedad con unos parámetros y cánones muy concretos. En este sentido, un misterioso personaje que aparece en la última parte de la película, dice algo así como “he tenido que convertirme en alguien que no era para poder sobrevivir”. El film cuenta con una fotografía impoluta, personajes y actuaciones muy creíbles, y un final sorprendente.
Por Edu Navas Rubio
