Conversamos con Pablo López en la noche tan especial de Cadena Dial, Unic@s llegaba a Madrid con artistas de primer nivel que le cantaban al amor, a su amor por la música que les hace diferentes y especiales.
La música a veces va vestida de gabardina negra y sonrisa de corchea, mirada de niño rebelde que hace de su pluma y su letra la libertad de esa rebeldía que tanto nos gusta y a veces echamos de menos. Esa manera que tiene la música que tiene la música de amarse entre letras y corcheas, entre silencios de miedo y vestirse de piano cuando simplemente quiere ser feliz.
Pablo es y significa música. Es esa simplicidad intensa, esa manera temperamental y apasionada de ser único, de besar a ciegas y en libertad las blancas y negras a través de la sonrisa de sus dedos, esconderse a través de las cicatrices de un alma vieja en el corazón de un niño muy grande que ha volado a lomos de un unikornio que lo encadena en sus alas de mariposa.
López es flamenco y sinfonía, es guitarra y piano, perdón y recuerdo, abrazo y sonrisa, nervio y calma, música que duele, canciones que son refugio y sanan. Ayer volvimos a mirarnos a los ojos más allá de las fotografías y la distancia de los discos para recordarnos, que simplemente nos gusta amar la música con la locura de quien espera ser amado.
Hablamos con un amigo del presente y del futuro, del discazo que se va a marcar junto a Raphael, lo que nos pide el cuerpo (quien sabe …) un 360º y de las nuevas canciones que ya custodia el unikornio. ¿Se puede pedir más?. No, simplemente disfrutarlo.