Desde que era pequeño, se subió encima de una mesa y gritó a los cuatro costados: «Mamá, quiero ser artista», el cantante no se ha rendido en nada que se ha propuesto y lo ha demostrado con esta gira de «Grandes Éxitos y Pequeños Desastres», haciendo un largo recorrido de sus dieciocho años con aquel grupo que formaron un día cinco amigos y subieron podios hasta hacer historia, historia de la música.
Dani Martín es esa persona polifacética, inquieta con ganas de darlo todo en cada proyecto que se propone.. Este «chaval» que piensa y hace «lo que le da la gana» se divierte por eso mismo, porque nadie le tiene que decir lo que decir o hacer y así es cómo realmente salen las cosas bonitas.
Desde subirse a la valla separadora del escenario y público a echar un buen cubo de agua hasta tirarse al público cual estrella del rock sintiéndose el Dios y el que marca su territorio diciendo: «Aquí estoy yo y soy el que mando».
Y, es que, esta gira no habría sido posible sin todos esos momentos, esos sentimientos que crean al público, tanto reciente como ya veteranos, esa libertad y ese pisotón en el suelo marcando su persona.
Aunque no necesite premios para hacer ver que sigue moviendo masas, este artista es merecedor de ese 40 Award 2018 a mejor Gira y, por qué no, también a mejor artista y mejor disco por Grandes Éxitos y Pequeños Desastres.