Silvia Pérez Cruz nos presenta «Toda la vida, un día» : «Quise que fuera un disco infinito» … y lo logró

Silvia Pérez Cruz es lo que escribo en muchas ocasiones, un tipo de artesanas musicales únicas, con un don especial que va más alla de la sutil magia de una voz que atrapa desde el primer suspiro, es de ese tipo de genios creativos que hacen de la música una experiencia vital que va más alla de los sentidos.

Hace muy poquitos días nos presentaba su nueva «obra de arte»: «Toda la vida, un día», un ramillete de 21 canciones liberadas en el círculo de la vida de su talento musical, un verdadero ejercicio emocional y creativo capaz de evolucionar sonidos y armonías de la mano de un ciclo vital que nunca acaba. Silvia es inteligencia y empatía musical, pone notas a eso que le duele en su garganta y que le llora el alma, sutileza y fragilidad, rontundidad orgánica que va mucho más allá de lo convencional.

«Toda la vida, un día» no se puede correr el error de explicarlo simplemente tienes que decidir sea en el el movimiento que sea dejar viajar tus recuerdos, acurrarte en las primeras canciones, crecer en los sonidos de la adolescencia, abrigarte en esas canciones compartidas y tras la muerte… volver a empezar; porque eso realmente lo que Silvia Pérez Cruz a creado, un ejercicio de eternidad, un homenaje a los sonidos vitales, a ese ciclo de la vida que la música posee y que llevamos en la memoria como si fuera un lazo rojo infinito.

Yo me senté a disfrutar, a dejarme llevar por su viaje musical de infintas puertas. Su propuesta es artesanalmente atrevida pero indispensablemente única. Conversé, escuché, aprendí y al mirar los ojos de esa niña de grandes marrones llamada música la vi sonreír, «toda la vida, un día» para ser de nuevo feliz. Bienvenidos a «lacajadmusica» de Silvia Pérez Cruz.