Hay conversaciones que son únicas, momentos que son especiales e instantes que se tienen que definir por algo más que un simple acorde. Regresábamos para conversar en navidad con Vanesa Martín para simplemente escuchar y conversar es que llevamos haciendo desde hace muchos años.
En una sala pequeñita de Warner Music Station nos reuníamos minutos antes con varios fans de Vanesa Martín para asistir a un acústico que la genial artista obsequió a los que pre-guardaron el disco en Spotify. Una manera de ver y sentir como las canciones te pegan de cerca, te abrazan a milímetros de tu alma y te besan el álgebra de tus recuerdos.
Comenzaba «desnudando» su sonrisa con «Punto y coma», una de esas canciones que te miran de frente, no para recrearte en el dolor, sino para desafiarlo. Punteo de guitarra y alma hizo que silencio bailara con cada uno de nosotros mientras el alma susurraba «no soporto pensar quien te va a recorrer mientras yo siga sola». Y al final, la música suspiró.
Son ese tipo de momentos que se te graban en la retina y te cambian por completo el esquema mental de una conversación que llevaba muchos años esperando tomar relevo. Vanesa Martín tiene esa virtud, la virtud de mirarte a los ojos, cantarte, contarte, susurrarte y cambiarte los recuerdos.
«Placeres y pecados» es un disco deliberado, exquisito, complejo pero muy claro, compositivamente brillante, las letras una declaración de intenciones pero más vitalista que nunca. Un disco a nivel de producción cambiante, divertido, montaña rusa de la finura emocional diversa de cada uno de los productores y la esencia de Vanesa Martín que transita en los raíles del mensaje que impacta directamente en el corazón.
Conversamos con ella a canción abierta, buscando los porqués y el alma de cada una de sus letras, mirándola a los ojos y con la generosidad sincera de aquella que mira directamente a los ojos a dolor y lo desafía.
«Hoy recibimos a alguien que tiene el don de la emoción en la palabra, el acorde del piano y la guitarra en el corazón, dueña de sus silencios y amante de sus canciones. Hoy hablamos con una artesana de la música capaz de convertir «un verano eterno» en Marzo perdidos entre los pliegues de Sara Baras o la única capaz de conseguir que de «arráncame» llegue a «imán» como la canción favorita de mi vida. Quién lo diría, Vanesa Martín, quién lo diría. Bienvenidos a su «caja de música».