(Im)POSIBLES Desordenados

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Josune Ordóñez
Josune Ordóñez
Documentalista. Máster en postproducción fotográfica y fotoperiodismo. Apasionada de la fotografía y siempre dispuesta a aprender y seguir formándome. En mis ratos libres cinéfila y seriéfila.

Madrid. 21:03. 4000 personas. Palacio de los deportes.

Silencio, las luces se apagan, ellos desde arriba del escenario esperan el momento exacto para abrir las alas y comenzar a volar, nosotr@s desde abajo recordamos que nunca dudamos de lo que podrían llegar a hacer pero en ese minuto más que nunca contemplamos que este sueño se ha hecho realidad, entre el público, nos miramos sin conocernos y sonreímos ya que, si tú también estabas allí, aun sin saber nada de mí, tienes mucho que ver conmigo, nos une algo tan especial como la sensibilidad por el “desorden”.

Desordenados abre paso a la vida, a la música y a la poesía dando protagonismo a destellos de luz que siempre fueron secundarios, pero para algun@s de nosotr@s jamas pasaron desapercibidos.

Desordenados es aquella niña que tocaba su instrumento cuatro horas diarias mientras sus padres ignoraban su sensibilidad y le reclamaban estar más atenta a las matemáticas mientras gritaban “Ponte a estudiar y deja el juguetito”, desordenados es aquel niño que suplicaba ir a clases de ballet para poder formarse y sus abuel@s le repetían una y otra vez “Eso es para niñas, coge el balón de futbol”.

Desordenados también me recuerda a aquel joven que en el vagón de tren saca su cuaderno y se pone a dibujar un perfecto paisaje encerrado dentro de cuatro paredes, pero las personas de su lado se ríen a carcajadas y le señalan o a aquella mujer que con setenta años decide por fin dedicarle su vida a su pasión y canta para “ensanchar su alma” pero nadie apuesta por ella.

Anoche ganaron los imposibles. Andrés y Elvira no fueron dos, fusionaron sus encantos sin ningún tipo de esfuerzo, consiguieron mezclarse en una simbiosis de justo talento finalmente reconocido y hicieron el amor hasta convertirse en uno, porque el amor también se hace así, desnudando emocionalmente a miles de personas en el palacio de los deportes, dejando que sus sentimientos salgan de su corazón y se diluyan con tantos parecidos en un mismo recinto.

Lo que ellos hicieron anoche trascendió a limites insospechados. Fue algo tan orgánico que lo primero que pensé cuando escuche las dos voces en un perfecto unisonó es que todo aquello me recordaba a un proceso respiratorio de inspiración y exhalación, me explico.

Para un cantante la respiración es una de las herramientas mas importantes y Elvira Sastre fue justo eso, el aire de Andrés Suarez. Al igual que para una poeta debe ser imprescindible la inspiración y para Elvira, “el gallego”, fue, ha sido y será siempre gran parte de su aliento.


Considero sublime todo el trabajo que hay detrás y delante de este espectáculo, llevar el ritmo de un show de este calibre en el que se mezcla música de autor y poesía podía parecer complicado y no, no es que lo hayan hecho, es que lo han superado con creces.

El secreto de su éxito radica en que ellos y ellas aman lo que hacen, y eso, además de escucharse, se ve. Se ve en sus ojos llenos de bondad, amor, humildad y empatía, inyectados por la aguja de los que no se rinden. Pudimos disfrutar de los mejores éxitos de Andrés y los mejores versos de Elvira, que juntos, suman y tocan el alma.

“Ahora ya fue y el grito”, “Números cardinales y recuerdo” o “Uno tarda y tal vez te acuerdes de mí”, fueron solo algunos de estos “desordenes” que nos hicieron vibrar de manera conjunta en una noche mágica. Algo que también comparten ambos es que saben rodearse de personas y artistas maravillosos, por eso, anoche, la banda tuvo nombre y apellidos.

Cristina Rubio, su voz, sus manos al piano, sus ritmos y todo lo que se proponga, así resumo yo a esta mujer que crea magia allá donde va con sus arreglos musicales y siempre culmina con una sonrisa que deja ver el amor que le tiene a su profesión.

Marino Saiz, otro mago de la profesión que esconde en sus manos la fragilidad y fuerza de una cuerda de violín, su viento aporta siempre tanto, que verle tan arriba solo era cuestión de tiempo.

Andrés Litwin a la batería, levantándonos de la silla cada dos por tres gracias a la fuerza que desprendía su trabajo y sus ganas por ver a un Wizink venido arriba.

Ondina Maldonado haciendo de su voz una herramienta perfecta para acompañarnos en este viaje, fundiéndose de tal forma con Andrés y proporcionando una calidez desmedida y un sonido perfecto.

Javier Pedreira a la guitarra y Luismi Baladrón al bajo hicieron las delicias de todo aquel que pudo abrir los oídos para escuchar un sonido como el que proporcionaron anoche, además de una complicidad tan grande como ellos. Y todo el equipo que (aun no siendo visible en el escenario) consiguió estar presente a través de todos los agradecimientos y menciones de sus compañeros.

Los minutos fueron pasando sin necesidad de contarlos y las sorpresas no cesaban, un Andrés desgarrado ante su publico cantando a capella entre los pasillos del Wizink o una Elvira empoderada poniendo voz a todas las que no pudieron hablar son solo algunos de los preciosos momentos que allí vivimos.

Andrés Suarez, Elvira Sastre, su banda, y el equipo han hecho historia. La gira de desordenados no debería ser cuestionable, tendría que ser un SI rotundo, porque a todas las ciudades y pueblos merece llegar una noche para no olvidar como la que yo pude vivir ayer, como aquellos que esperan las luces de navidad llegar o ver el mar por primera vez, ver esto una vez en la vida tendría que ser obligatorio.

Gracias por apostar, por soñar y por hacerlo posible.

Texto : Sara Astarloa. Fotos: Josune Ordóñez

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