Sevilla se ha vestido de verde y blanco para despedir y homenajear a una leyenda del fútbol español, al chiste andante y a una mejor persona si cabe, con una sonrisa de oreja a oreja que nada ni nadie se la borra de la cara, Joaquín.
A falta de un mes para sus 42 años, Joaquín es el jugador no guardameta más veterano que ha seguido a pie del cañón, habiendo jugado 23 años desde su debut y con una afición que sólo salen palabras de agradecimiento hacia él.
En este partido homenaje a Joaquín, no quisieron faltar varios amigos suyos del gremio, los cuales, han compartido minutos en el terreno de juego y una amistad infinita fuera de él, como fueron Pepe Reina, Iker Casillas, Fernando Morientes, Baptista, Guti, Angulo o Santi Cazorla entre muchos otros.
Fue un encuentro amenizado por la afición de todas las edades, entre 2 y 80 años, con el corazón verdiblanco, despidiendo a una leyenda que ningún asistente olvidará.
Desde el homenaje que Niña Pastori le hizo cantando «Cádiz», hasta el momento de dedicar a la afición unas palabras, cayó en un mar de lágrimas, abrazado a su familia y rodeado de sus amigos y compañeros.
Llegó el momento de cambiarle en el minuto 75 y el speaker no pudo despedirle de la mejor manera: «El siguiente cambio es el último para este jugador que tanto nos ha dado», ahí Joaquín comenzó a derramar lágrimas de de sentimiento, tristeza, emoción, pero sobre todo orgullo.
Camino a los vestuarios, en el túnel se veía como abrazaba rompiendo a llorar a sus hijas y mujer, incluso en el vestuario, en su rincón del número 17 que será eterno.
Al terminar el partido, amenizado por jugadas que al espectador le divertían, goles (BETIS 6 – 4 LEYENDAS), de los cuales, 3 fueron marcados por el festejado Joaquín, recorrió el campo abrazado una vez más de su familia y una vuelta más a hombros del torero José Padilla, como no podían hacerlo de otra manera, una despedida por la puerta grande, acabando en el centro del campo donde le esperaba Eva González para que el de El Puerto de Santa María dedicase unas palabras a la afición presente.
«No sé qué he hecho para recibir todo esto», comentó entre lágrimas.
Una ovación de los béticos le volvió a emocionar y terminó el encuentro cantando a todo pulmón el himno del Real Betis donde el bello se puso en punta.
Sin duda, una despedida que ni Joaquín ni los allí presentes recordaremos. Joaquín ya es una leyenda.