A veces he querido parar el tiempo , parar el reloj de los errores y la arena de mis aciertos, respirar profundo mientras escucho el silencio de mis recuerdos creados, esos que son las primeras notas de los que vendrán. Imágenes para un trato que se crea en cada sonrisa de un niño que no reprocha, en el abrazo de un niño que sana sin saberlo.
El silencio de una libertad que no se justifica ni debe hacerlo, la foto que aún debe hacerse. Reescribo mi trato cada día, mi compromiso de llar al final de la carrera y abrazarte y susurrarte … «que el viaje estuvo bueno». Reescribo «el trato» con cada foto, con la lluvia del olvido de la memoria, de la lucha contra la propia vida, esa que un día aprendidos que era bonita siempre y para siempre.
Alejandro existen canciones que te acompañan , existen canciones que te consuelan, son melodías y palabras que su sencilla se convierten en un beso largo, en un abrazo de invierno, una caricia cuando duermes y en tu oído el susurro que necesitas para sonreír mientras sueñas.
Reescribo «tu trato» en imágenes para no olvidarme de cada minuto de mi vida, para sentir el escalofrío que me recorre la espalda con cada canción que necesito para mirar a los miedos que ella espanta. «El trato» no tiene ni vencedores ni vencidos, no entiende de rencores ni de orgullos, no entiende miedos, el trato, es un trato de libertad y de generosidad, de vida y de amor, un trato de libertad sin condiciones.
Alejandro brindo por tu «trato» con la música esa que ha crecido contigo, la que se quedan en silencio y llora, la que es capaz de escribir las mejores notas en los agudos de una sonrisa sincera.
Alejandro, tu equipo y tú habéis conseguido crear poética visual ante una de las canciones que están destinadas a labrarse en nuestro recuerdo y arañar nuestra memoria.
«El trato ya tiene imágenes» ya tiene una historia que contar … » la tuya y la mía» , la vuestra . Alejandro, esa niña, la música, la de los agrandes ojos marrones reescribe su trato de la mano de aquel que la proteja y la ayude a sentirse libre.
La música vuela, necesita navegar con el viento, necesita no «derrapar» y vivir, tener la sensación de enamorarse cada día, de que su corazón vuela libre entre las voces, las manos y los corazones de los soñadores con destino. «El trato» es camino de complicidad, de amor que no se explica, de emociones que no se describen y que ni si quiera la misma muerte puede borrar. El trato, es un pacto de valentía extrema, un baile infinito caminando de puntillas entre las estrellas, ese lugar del cielo donde no existe el invierno por que el calor del respirar de la persona que amas te arropa.
«El trato» es no pedir permiso para vivir … no es prejuzgar, no es mirarte al espejo clavándote porqués sin respuesta. «El trato» es buscar entre luces de neón de una ciudad que te duele la luz de una estrella que te guía. Una estrella colgada en tu cuello , que te devuelve el olor del mar, un día donde la lluvia se confunde con las lágrimas de una despedida que nunca sucedió. La luz de una estrella que te ofreció su «trato» para ser feliz, para vivir aquello que amas.
«El trato» , tu trato amigo Alejandro es recobrar la confianza que se pierde, es llorar sin temor al qué dirán, es alzar la voz de los que se sienten valientes y cubrir los pies de aquellos que siente el frío de la soledad.
Tu trato, «la imágenes para un trato» me acompañan para siempre …. mientras los últimos acordes de una guitarra que llora, que suspira en silencio, doliente, hermosa , que me recuerda que el silencio llega a su fin. El trato es ese pacto en rosa de almas morenas de ojos verdes, de mirada rubia y corazón cobrizo. Luchadoras valientes que pelean aunque la vida esté en juego. El trato es una de vida frente a la muerte, frente al olvido. Reescribo mi trato de la única manera que se . Alejandro tú me enseñaste a bailar con las palabras , a abrazar con las conversaciones, a besar con las canciones y a llorar en silencio desde el alma. A dibujar una sonrisa cuando el corazón se parte y confesarte en este trato que «he vivido» como el maestro Neruda.
Me quedo con ella, con la música, esa que confieso tiene nombre de mujer y manos de niño, la ejor canción que yo pude escribir,
Suscribo mi trato, seguir siendo un soñador, mientras grito a la luna contestando una antigua pregunta … por que sí , ella era , la música con la que firmé mi trato siempre y para siempre.
Me despido desde tu caja de música, guardando este trato de palabras en ella, no para que «dure un rato» , sino siempre y para siempre. Por que nada , nadie , nunca conseguirá separarnos de ella … la música. ¡Bendito trato!.
