La mañana de sábado pintaba fría, invernal en su esencia más pura. Después de una larga noche de emociones dispares en «La Voz» donde Pablo López se quedaba sin talents de cara a la final y con el peso de esa resaca emocional abrigábamos el encuentro y reencuentro con el artista y los fans más allegados para aupar el vuelo de «Quasi» en el Teatro Albéniz de la capital.
Aunque esta vez sin escucharlo en directo los cientos de asistentes pudieron volar sus colibríes de papel al son de sus abrazos, sonrisas infinitas , tatuajes eternos y por venir que son síntoma de una nueva y esperamos gran etapa musical en la que se embarca uno de los genios musicales de nuestro tiempo.
Escuchando y conversando con much@s de vosotr@s esta mañana he llegado a la misma conclusión que vosotros. «Se le ve feliz», «Es un temazo como los de antes», «He llorado reencontrándome musicalmente con Pablo», frases de este tipo se tatuaban en las almas de todos esos colibríes que desde ya son libres, llevan vuestro nombre y desde hoy vuestro recuerdo.
Para mi, «Unikornio. Once millones de versos después de ti» me parece un ejercicio de virtuosismo compositivo y de producción, un capricho musical que he hemos degustado desde el final de la pandemia hasta su último vuelo en Barcelona. Un disco que debe escucharse en silencio y debe entenderse desde la mente compleja de un genio que es capaz de convertir cada latido del corazón en un acorde y cada recuerdo en un refugio de libertad y de vida.
Pero «Quasi» es una nueva etapa, no se si casual pero feliz. Creo que Pablo ha encontrado una tecla desconocida aún más inteligente, un retazo evolutivo en su creatividad, buscando a través de los ojos de otro, de un alma distinta a él mismo y eso es muy complicado. Esta canción nace al calor de «Victoria» esa pequeña obra maestra que ha dado virtud y talento, aún más si cabe a un brillante Raphael, que en las manos de Pablo López ha encontrado un reenamoramiento con la música.
«Quasi» es en esencia el Pablo de siempre. Su tratamiento de la producción, moderno, valiente, atrevido, le ha permitido «un vuelo nuevo» con aleteos reconocibles. Se ha divertido, lo ha disfrutado, lo ha experimentado y lo ha vuelto a conseguir. De hecho en su recién estrenado canal de tik tok podéis ver algunos de los procesos creativos de este tema para haceros una idea de lo que cuesta «dar a luz» una brillante idea de 3 minutos y 27 segundos.
Como dice la propia letra de la canción se ha mirado directamente a los ojos y ha perdido el miedo a saber quien es. Pero Pablo, esos tambores, «Quasi» me llevas a aquella «mejor noche de mi vida». Sólo espero que esta sea la puerta a otro trabajo donde la música le siga sonriendo, donde le mire a los ojos de nuevo y le de las gracias por ser sencillamente «inevitable».
Hoy la sonrisa del colibrí de mirada azul surcaba el cielo de Madrid, vencía al frío, al silencio, a las palabras e incluso a la miradas que hoy se cruzaron y quedaron para siempre tatuadas en los cimientos del Teatro Albéniz, hoy vencía la música, hoy volvía a ser libre.
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